Las repercusiones del asesinato de George Floyd, un ciudadano negro muerto por un policía blanco en Minnesota, en el medio oeste de los Estados Unidos, llegaron a la Argentina. Y no de la mejor manera.
Conmovida por lo que está sucediendo en ese país -el crimen de Floyd provocó revueltas populares en todo el territorio yanqui, y el presidente Donald Trump impuso el toque de queda en por lo menos 50 ciudades- Liz Solari decidió decir lo suyo. Pero la foto que publicó en Instagram le generó cientos de críticas y acusaciones de racismo, precisamente lo contrario de lo que pretendió manifestar.
Para decir que "todos somos iguales", la modelo publicó un breve texto acompañado por la imagen de dos manos, una blanca y una negra, entrelazadas. Pero la mano negra era la mano de un mono, y las redes no tardaron en explotar en su contra.
Cientos de usuarios inundaron su cuenta de Instagram con mensajes reprobatorios, muchos de ellos con un irónico mensaje unificado bastante típico en este tipo de espacios: distintos personajes que a lo largo de la historia difundieron el repudiable mensaje de "la supremacía blanca" le decían a Liz que "se había propasado".
En Twitter sucedió lo mismo, pero con la intensidad que ofrece esa red social, en general bastante más agresiva que Instagram. A Solari le llovieron insultos y recriminaciones de todo tipo, y los memes estuvieron a la orden del día. Muchos fueron demoledores.
"Para los que no entendieron, hablaba de racismo y especismo. Dos formas de discriminación inaceptables", se defendió la modelo. No fue suficiente.
Ante el vendaval reprobatorio que generó su posteo, Solari tomó dos determinaciones. Primero, cambió la foto. Insistió con las dos manos cruzadas por los dedos, pero ahora fueron las manos de dos personas. Y también hizo un breve descargo, que no sirvió para calmar la furia de la mayoría.
"Para los que no entendieron, y se apuran en juzgar y violentar con sus palabras, hablaba de unión más allá de racismo y especismo. Dos formas de discriminación inaceptables. La violencia en mis redes no es bienvenida" escribió Liz, pero la ausencia de autocrítica volvió vana su aclaración.
En su mensaje original, la modelo nacida en Cali, Colombia, pero criada y residente en la Argentina, había escrito "cuando el humano recuerda que su esencia es espíritu, que un cuerpo es un instrumento más allá de su forma o color, naturalmente se eleva sobre aquellos prejucios adquiridos y construidos en su ignorancia, en su olvido. VINIMOS A RECORDAR, QUE SOMOS AMOR".
En los últimos años, Solari se volvió una difusora del mensaje del yoga, la espiritualidad y la defensa acérrima de los animales. Incluso, propuso leyes para la protección de animales. Entonces fue aplaudida. Ayer, en cambio, le fue muy mal.