Hacer teatro en Mar del Plata tiene sus privilegios. Poder combinar trabajo con la posibilidad de ir a la playa y hacerle frente al calor es algo que muchos ponderan y hasta consideran necesario. Para quienes tienen hijos chicos o nietos, hasta encuentran en la Costa la posibilidad de conectar desde otro lado con los más pequeños de la familia. Juan Leyrado (66) disfruta de La Feliz como en casi ninguna otra ciudad. Allí sus pasiones se juntan para darle vuelo a un amor que no sabe de límites. El actor desembarcó a mediados de diciembre en el Teatro Provincial, de Mardel, con Un enemigo del pueblo, una interesante obra teatral que deja un mensaje. “Es una obra maravillosa, con un elenco muy capaz, fantástico, en el que se encuentran Raúl Rizzo, Viviana Puerta, Edgardo Moreira, Romina Fernández y Bruno Pedicone. Es una puesta de gran vigencia que entretiene y hace reflexionar. Un clásico traído a la época actual, con un lenguaje actual. Es una versión adaptada de la original que hace Lisandro Fiks. Transcurre en un pueblo de Buenos Aires, donde mi personaje, el encargado de las termas del lugar, descubre que las aguas están contaminadas y plantea a su hermano, el intendente de la localidad, qué hacer. Allí se genera una rivalidad entre los hermanos… te encontrás con momentos graciosos, otros que son para pensar el rol de cada uno como ciudadano frente a la sociedad”. Entusiasmado con el andar de la pieza teatral, con la repercusión que está teniendo, el hombre se permite pasar las tardes de otra manera. Su familia ocupa un lugar preponderante y, en ese contexto, Mía, Franciscoy Agustín, sus nietos, son la luz de sus ojos. Las personas con quienes compartir sonrisas, juegos y alegrías.
¡A jugar! “Me considero un abuelo divertido, lleno de luz. Me gusta jugar con ellos y malcriarlos. Vienen acá y los disfruto enormemente. También me gusta acompañarlos”. Si bien la frase no es actual, bien pudiera encajar como si lo fuera. Esa pasión con que mira a sus nietos, las ganas de compartir cada instante con ellos hace que cada palabra referida a ellos, no importa cuándo y en qué momento la diga, siempre suene como nueva. Tarde calurosa en la Costa, y como estos días cada vez son más escasos, qué mejor que aprovecharlos y no dejarlos pasar. Sus nietos fueron a visitarlo, y todos juntos, en patota, se fueron a la playa. ¡Un gran plan para la familia! Como buen abuelo, se puso a jugar a la pelota con el más chico, con Agustín, de tan sólo tres años. Cerquita del agua, improvisaron una cancha para que el nene mostrara todas sus destrezas. Cada tanto, cuando el calor apremiaba, Leyrado lo acompañaba de la mano hasta el agua. Entre risas y alentándolo cada vez que el nene pateaba, pasaron los horas. La química entre ellos, el rostro del nene ante un abuelo compinche, le dio otro marco a la tarde de los Leyrado.
Leyrado hace temporada en Mar del Plata
Leyrado junto a su pequeño nieto
