Vive en un cuento de hadas. En una historia que si bien en algún momento la soñó, nunca creyó que iba a ser diseñada a la medida de lo que le está pasando de un tiempo a esta parte. Por donde se la mire, la vida le sonríe y le hace un guiño. La protagonista, Micaela Viciconte (29), camina en las nubes y recorre el sendero de la felicidad desde el día que afrontó el desafío de no bajar los brazos y, contra viento y marea, perseguir su sueño, el de triunfar en los medios. “Mis viejos son como mis fans número uno desde el primer día. Están y me apoyan en todo. Si bien mi viejo hace 30 años que hace radio y está más acostumbrado a esto de los medios, en el caso de mi mamá no. De todas maneras siento que el medio, hoy en día, no es el mismo que el de hace unos años. Pero me apoyan y sé que los tengo ahí para cuando los necesite. Es verdad que mis comienzos no fueron fáciles, que me fui de varias agencias porque me decían que tenía 2 kilos de más… así como lo digo, 2 kilos, ellos siempre confiaron y tuvieron esa palabra de aliento”. En otra etapa de su vida, recordando aquella para no volver a pasar por lo mismo, pero con la frente en alto y mirando el presente y apuntado al futuro, ve todo color de rosa. El año pasado fue una de las figuras del Bailando 2018, y eso le valió tener la posibilidad de triunfar en el teatro, de la mano de la mismísima Carmen Barbieri. La capocómica posó los ojos en ella y la rubia intenta cumplir a medida que aprende el oficio de vedette al lado de una talentosa como Barbieri, con tantos escenarios recorridos.
Chapuzón de amor. Detrás de esta gran mujer, que supo, a base de sacrificio, hacerse su lugar, se encuentra su novio, Fabián Cubero (40). Desde que están juntos, el futbolista se transformó en su cable a tierra, en la persona que la tranquiliza cuando a Mica le sale la furia de adentro cada vez que escucha algo que no es de su agrado o se siente agredida. Esa paz con la que Poroto se mueve (menos adentro de una cancha de fútbol) le significó un bálsamo renovador.
Cuando a ella le ofrecieron hacer teatro fue el primero que le dijo que aceptara. Incluso, estuvo en primera fila, en las primeras funciones, siguiendo su desempeño. “Fabián fue a ver la obra y me dijo que le encantó mucho, que le gustó lo que vio y mi desempeño… igual a él le gusta todo. Viste que cuando el hombre está enamorado te dice a todo que sí, le gusta todo, no critica. Bueno, él está así”. Al hablar de él le brillan los ojos verdes de una manera distinta. Pese a la frialdad que muchos dicen que tiene, su corazón parece latir distinto cada vez que se lo nombran. “Fabi es una persona re tranquila y muy sencilla. No le importa buscar cosas caras ni para él ni para regalar, conmigo también lo es, y eso me gusta. A la hora de buscar algo para regalarme busca cosas sencillas dentro de lo que me gusta”. Sin embargo, desde que el defensor comenzó la pretemporada con Vélez, sólo se ven cuando él tiene un momento libre y agarra su auto para ir a Mar del Plata. “Cuando no estamos juntos lo extraño muchísimo. Ahora, que yo estoy en Mar del Plata por trabajo y él en Buenos Aires entrenando con Vélez, lo extraño. Lo bueno es que en los reencuentros nos aprovechamos más. Cuando lo tenés más seguido, que no te falta, lo aprovechás igual al tiempo, pero cuando te falta unos días el amor se vuelve más fuerte. Lo que más disfrutamos es estar en el departamento acaramelados. Si bien vamos a la playa, porque es algo que también disfrutamos, con amigos y las hijas de él, por las noches es distinto. En vez de salir o hacer planes, preferimos quedarnos en el departamento, mirar una peli, algo más íntimo”.
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