María Fernanda Callejón pasó un fin de semana de locos: la actriz, su marido Ricardo Diotto y a su hija Giovanna estuvieron internados durante 48 horas por inhalar monóxido de carbono de una estufa a gas que decidieron cambiar en su casa en la zona del living, en la zona norte del Gran Buenos Aires.
"Después que se fue el gasista matriculado que nos instaló la estufa me empecé a sentir molesta, tenía náuseas, palpitaciones en la carótida y dolor de cabeza. Ricky tampoco se sentía bien y la nena me pedía vomitar", contó en Polémica en el bar.
"Comimos una picada, y yo pensé que había sido nuestro malestar. Por suerte yo en mi cuarto cierro la puerta y abro la rendija del baño. Si no lo hubiera hecho habría entrado el monóxido. Me levanté a la madrugada con sed, y ahí volví a tener palpitaciones”, siguió María Fernanda.
"No sé cómo hice para llamar a los médicos, ni a la pediatra de Giovanna, no sé cómo llegamos al Sanatorio", dijo María Fernanda.
“Me levanto con un codazo en la boca de la nena, que quería agua. Mi marido no estaba, se había levantado una hora antes, y estaba al lado del tiro balanceado tomando unos mates de madrugada”, recordó la actriz, que siempre tiene latente la posibilidad de tener otro hijo ante los pedidos de Gio, la pequeña de la casa.
"A la mañana, Gio había vomitado y Ricky me dice que también se sentía mal. No sé cómo hice para llamar a los médicos, ni a la pediatra de Giovanna, no sé cómo llegamos al Sanatorio de la Trinidad. Es más, no podíamos salir del lugar, teníamos un estado de confusión. Recién pude reaccionar cuando Gio sufrió un pequeño desmayo. Ricky no sabe cómo manejó y llegó al sanatorio”, explicó ante la mirada de sus compañeros.
“Yo tampoco. Lo único que me acuerdo es que agarré una toalla blanca y con eso pudimos pasar por el peaje, porque había muchos autos. Recién me di cuenta de qué había pasado cuando me dicen que tengo monóxido de carbono en sangre", aseguró.
"Lo único que me acuerdo es que agarré una toalla blanca y con eso pudimos pasar por el peaje, porque había muchos autos", explicó Callejón.
Y cerró: "Tengo que agradecer a todos los médicos que nos dieron una mano. Y a Gio, mi hija. Ella fue nuestra gran salvadora. Dicen que los chicos reaccionan inmediatamente a los síntomas. Los vómitos de la gorda fueron para mí una bendición".