La imagen era, cuanto menos, muy curiosa. Y si se quiere algo contradictoria. En sus historias de Instagram, Flor Jazmín Peña usó una de esas aplicaciones que sirven para "deformar" los rostros, pero cuando parecía que su mensaje sería gracioso se puso a llorar y habló de las sensaciones que la invaden por estos días.
Con la cara "ensanchada" por el efecto del filtro, los labios gruesos, los ojos saltones y los dientes por afuera de la boca, su discurso sorprendió por lo dramático. "¿Soy yo, o las personas que estoy hablando, o estamos todos medianamente en la misma?" se preguntó la campeona del ultimo Bailando ya con la voz medio quebradiza.
"Siempre que me quejo porque siento que estoy del culo, veo una publicación y me pongo a llorar" dijo Flor y se quebró, pero también pareció soltar una tímida carcajada. "Ahí te das cuenta que hay cosas realmente serias y a uno no le falta nada" se sinceró la bailarina.
"A veces hay que permitirse estar del culo también. Ahora les voy a compartir dos publicaciones de cosas serias, y esperemos que se pueda hacer algo" aviso Flor, quien conmovió a todos con la historia de un chiqiuto, hincha de Lanús, que necesitaba que le autorizaran un tratamiento médico que debe hacerse con urgencia. Finalmente, se consiguió el objetivo.
Durante estos días, Florencia volvió a ser noticia al revivirse su separación de Magalí Tajes por dos hechos muy puntuales. Primero, porque se supo que las dos dejaron de seguirse en las redes sociales, una circunstancia que hoy se toma como decisiva o determinante para el futuro de una relación.
Despues, porque fue la escritora la que salió a contar cómo se dio el final de su historia de amor. Magalí no tuvo problemas en contar que Florencia le puso punto final al vínculo y la manera en la que lo hizo. "Un día vino y me dijo "ya no te amo" y entonces no hubo más que hablar entre nosotras.
Flor y Magalí empezaron el año con una buena noticia: se habían ido juntas en u paradisiaco viaje de reconciliación a Brasil. El comienzo de la cuarentena las encontró conviviendo, pero al poco tiempo decidieron irse cada una a su casa.
Para superar la soledad, Flor adoptó un hermoso y tierno gatito al que llamó Budín y al que considera "mi hijo".
