Situación apremiante, en la que se juegan un sinfín de sensaciones, desde el dolor, la ansiedad, la preocupación y el deseo. Con todo ese combo a cuesta, Paula Chaves vivió una circunstancia muy compleja, que pudo dificultar la llegada al mundo de Filipa.
La actriz reveló un episodio, que a la distancia puede causar gracia, pero que en el momento provocó desesperación. En una charla con Cortá por Lozano, la esposa de Peter Alfonso se animó a narrar un hecho, que ocurrió a minutos de dar a luz a su beba.
Insmicuida en repasar todo lo que implicó el trabajo de parto de Filipa, con su método tan natural y del que ya explicó inició en el living de su casa, Paula recordó un infortunio que atravesó. Con las contracciones aceleradas, y una dilatación ya indicada, la pareja se subió al auto para trasladarse del hogar a la clínica.
En ese trayecto, la policía tenía montado un retén en la Avenida Lugones y en la bajada Sarmiento los retuvieron. Justo cuando Paula ya estaba a nada de parir. La burocracia, y también las obligaciones de los servidores públicos construyeron una escena de aprietos.
El policía nos preguntaba por qué no habíamos ido por la vía de sanidad y yo estaba con 10 centímetros de dilatación
La conductora de Bake Off describió en diálogo con Vero Lozano: “Arrancamos de casa con contracciones intensas, nos pararon en un control, yo iba con 10 centímetros de dilatación. Pedro con toda su tranquilidad se bajó y le dijo al policía ‘mi mujer está pariendo’. El oficial le preguntó porque no habíamos ido por la vía de sanidad. Yo decía ‘dejalo pasar, por favor’”.
Pedro con toda su tranquilidad les explica que su mujer estaba pariendo
En ese cuadro, Paula encontró una mirada cómplice, un aliento para afrontar todo con mucha bravura. “En eso, miro para el costado y había una mujer policía, con su tapaboca negro, solo le ví sus ojos en la noche. Se asomó a la ventana y me dijo vamos’. Me dio una fuerza, una garra y una energía tremendo. Así que si me está viendo le quiero agradecer y decirle que fue muy importante”.
Por suerte, las barreras se levantaron y pudieron aterrizar en el sanatorio y en menos de una hora llegó a la tierra la hermosa Filipa. Una anédcota con final feliz.