En poco menos de un mes, Ivana Nadal podrá ponerle globos, cocinarle una torta y comprarle un lindo regalito: el 21 de septiembre, Bruno Siri cumplirá 26 y la pareja, blanqueada ayer en medio de una ola de rumores y versiones, podrá desarrollar su primera celebración oficial.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio, está claro, no resulta un escollo para la pasión de ninguno de los dos. La diferencia de edad tampoco: en diciembre, Ivana cumplirá 30, por lo que es casi 4 años más grande.
Esa tarde, cuando los crudos días del invierno le abran la puerta a las cálidas jornadas de la primavera, es probable que Bruno no reciba ningún saludo de Nati Jota, la novia que lo acercó por primera vez al mundo de la fama y las lucecitas de colores. La presentadora televisiva era amiga de Ivana, quien ahora ocupa el corazón de su ex en un hecho que ya casi todos consideran “una icardeada” en versión femenina.
Nati ya había manifestado su desazón cuando terminaron con Bruno, hace más de 8 meses. En algún momento había imaginado una larga vida al lado del muchacho. Y aunque ahora diga que para ella es tema superado, hay quienes afirman que sintió como “una traición” lo que hizo Nadal y que aún extraña ciertas cosas del pibe, de quien saltan a la vista, rápidamente, un par de cuestiones: su pericia para conquistar famosas y su cuerpazo atlético y trabajado.
El impactante lomo de Bruno no es obra de la casualidad ni de la genética. Ya venía “bien de fábrica”, pero el gimnasio y el entrenamiento de rugby hicieron el resto. Chaqueño de nacimiento y ahora viviendo en el AMBA, se ha destacado primero en en el club Curne de Resistencia, su ciudad natal, y ahora en el Club Atlético San Isidro, el CASI, uno de los equipos más grandes, poderosos y ganadores del país. Cuando llegaron el coronavirus y la cuarentena, su carrera iba en franco ascenso.
Ese cuerpo grandote, fornido, musculoso y compacto mete un poco de miedo a algunos pero despierta rápidamente el interés de muchos otros, hombres y mujeres. Ya lo había dicho Nati Jota cuando al poco tiempo de salir lo invitó a hacer público el instagram privado que tenía. “Está bueno por un lado, porque lo conocen, pero hay muchas minas que le tiran onda y lo invitan a salir. Eso no da” dijo después, un poco arrepentida.
Bruno pertenece a una familia muy reconocida de Resistencia, la capital de Chaco. Sus padres manejan una importante empresa constructora y una productora de eventos con la cual organizaban recitales que eran muy exitosos y muy renombrados tanto allí como en el resto de la provincia.
Duueño de una personalidad entradora, en general de buen talante, seguro al hablar y firme en sus posturas, Bruno se ganó la vida, en un momento, como ejecutivo de una empresa especializada en aditivos. Su sólida posición económica, por ejemplo, le permitió viajar a las playas de México con un grupo de amigos. Allí, en el ascensor de un hotel, conoció a Nati. A las pocas semanas su nombre ya aparecía en la tele, en las revistas y en los sitios web. Nunca más saldría de allí, aunque algunos, en su círculo íntimo, cuentan que no es el lugar donde más cómodo se siente.
Muy amigo de sus amigos, frontal pero a veces un poco tímido, a Bruno le dicen “Chino” y otra de las cosas que le gustan son las actividades vinculadas con el río. Cualquiera. Pescar, ver como pescan, nadar, tomar sol, hacer deportes de riesgo, sentarse en la costanera a tomar unos mates. En otros lugares, la actividad donde mejor le va es la de “rompecorazones” de famosas. Curiosamente, en todos se mueve como pez en el agua.