De la vida de Moria Casán se conoce prácticamente todo, hace décadas que inunda los medios, y la opinión pública, con todos sus trabajos y principalmente sus opiniones. El público siente que sabe cada detalle, por su verborragia y su espontaneidad para contar su día a día.
De aquella femme fatal de los setenta y ochenta, a esa actriz sólida y siempre divertida, a su faceta de disruptiva en la conducción de formatos novedosos. Claro que todavía, a esta altura, existen secretos no develados, situaciones de su privacidad que no trascendieron.
En una charla con Pampita, a través de su ciclo en NET TV, Casán habló de todo, pero primordialmente de sus inicios, de su niñez, su llegada al arte, los estudios y un sinfín de etapas no tan abordadas en estos años, en los que se destaca por sus polémicas.
"Siempre terminaba besándome a mí misma, dejaba en el espejo unos chupones tremendos", confesó Moria.
En ese clima, y atmósfera, la diva retrocedió a un periodo muy iniciático de su contacto con su faceta artística, de esas primeras pulsiones de jugar con el baile y la actuación. Impulsada en su lengua sin filtro, Moria terminó por revelar algo increíble, inédito.
“Tenía la locura de que cada vez que me iba a dormir, me ponía el disco Celos y bailaba sola, abrazada al espejo”, empezó con la descripción de una anécdota imperdible de la diva.
“Siempre terminaba besándome a mí misma, dejaba en el espejo unos chupones tremendos. Así que aprendí a besar conmigo misma, como una loca que soy. Nunca hice análisis, pero me besaba yo sola con el disco celos, dos cosas que en mi vida me constituyen”, contó Moria.
Para redondear ese comportamiento peculiar, muy en composé con su amor por sí misma que siempre pregonó, Casán agregó: “¿Cómo me iba a besar a mí misma? Una pesada mal, ya de pequeña”.
Semejante revelación causó sorpresa en Carolina Ardohain, y todas sus panelistas, que se deleitaron con esta historia tan intimista.
¿Cómo me iba a besar a mí misma? Una pesada mal, ya de pequeña”, contó Casán.