Juana Viale es una de las estrellas de la tele de este momento. Los fin de semana, la mesa de Mirtha Legrand se han convertido en un lugar para ella, donde se luce por doquier. Esta vez, porque se cumplieron seis meses de encabeza el ciclo, Gabriel Olivieri la invitó a un ping pong de preguntas y respuestas donde sobresalió la historia de amor de su abuela con Daniel Tinayre.
-Juana, ¿cuál fue momento más emotivo del programa?
-Fueron varios porque hay muchos con historias muy lindas para contar ¿Una? Yo creo la de Sergio Verón que contó que adoptó a unas hermanitas. Que se puedan abrir, eso es hermoso.
-¿Y el peor momento que te tocó, que pasaste en el programa?
-No, peor no. No me sentí nunca mal.
-¿Qué es lo que más admiras de Mirtha Legrand?
-El amor por sus bisnietos y sus nietos.
-¿Qué le aportaste vos al programa que no tenía?
-Creo que la posibilidad de un diálogo distinto en la mesa. Poder decir malas palabras, a veces.
-¿Alguna vez en tu casa te han sentado y dicho “te perjudicas”, como afirmaba tu abuelo?
-Muchas veces. Hasta ahí es la pregunta.
"Mi abuela, después del casamiento de su hermana, lloraba porque decía que ella no se iba a casar, que nadie la iba a querer", dijo Juana.
-¿Qué pregunta le harías a Mirtha? Tiene que ser que nunca te atreviste en la intimidad.
-En la intimidad charlamos, pero me gustaría que ella cuente su historia de amor con Tinayre, que es bellísima y que dejó plantando a un médico. Se iba a casar con un médico, y el francés la enamoró. Lo llamó por teléfono al médico y le dijo: “Disculpame, no me voy a casar con vos”. Ojalá se anime, es muy linda la historia de amor de ellos. Además, se casó de negro. La hermana, Silvia, Goldy, se casó antes. Cuando Goldy se casó, cerraron Avenida Corrientes y la gente alquilaba balcones para verla pasar. Mi abuela, después del casamiento, espectacular, gigante, lloraba porque decía que ella no se iba a casar, que nadie la iba a querer. Y cuando se casó con el abuelo Daniel, el no quería saber nada con el caos mediático y se casaron piola, en la San Martín de Tours. Se puso una pollerita, con un saquito negro. Medio luto fue.
-¿Te casás el año que viene?
-No, no sé. No sé, no creo… ¿Y el resto de las preguntas?