Sobre todo en las primeras épocas, cuando las famosas mariposas estrujan el estómago y encienden otras partes del cuerpo humano, las parejas de novios sueñan con encontrar "su nidito de amor". Cuesta encontrar el calificativo que mejor describa al de Julieta Prandi y Emanuel Ortega. ¿Nidazo? ¿Nidón? ¿Súper nido? ¿El nido más grande del mundo?
Como sea, se trata del campo de la familia Ortega donde la modelo y ahora conductora radial y televisiva y el cantante escribieron los primeros compases de su sorprendente romance, revelado en las últimas horas de forma inesperada. Ella admitió que estaba de novia en el programa de Estelita. Guido Záffora aportó el nombre de él en Intrusos.
El nombre de la chacra le cae perfecto a esta historia: "Los pájaros". ¿Dónde viven las aves? En su nido. ¿Qué buscan los enamorados, sobre todo en las primeras épocas de una relación? Otra vez: un nidito de amor. Pues vaya que lo encontraron. Hasta que ella misma le confirmó el romance a Paparazzi en exclusiva.
El imponente campo se encuentra en Luján y es propiedad de la familia Ortega hace una punta de años. Lo compraron cuando volvieron de Miami, en una década que fue muy próspera para ellos: los 90. En algún momento lo tuvieron que dejar, obligatoriamente: Palito fue ungido gobernador de Tucumán, su provincia, y hacia sus pagos rumbeó para manejar sus destinos.
Terminada la aventura política, decidieron que ese fuera su lugar en el mundo. Entonces, fue el propio ídolo de multitudes, rey de la música popular desde que expotara en El club del clan allá por los 60, el que puso manos a la obra y con un importante equipo e trabajo acondicionó la propiedad al gusto suyo y el de su esposa de toda la vida, Evangelina Salazar.
El trabajo de acondicionamiento del campo le llevó casi 7 años a Palito. Así le quedó: excepcionalmente linda. Con recursos y ganas, todo fue posible. Hasta hacerle un estudio musical por el que pasaron, una vez estrenado, los más grandes artistas de la Argentina. Y algunos de afuera también. Aquellos que conocen algo de música coinciden en el que el lugar "es un lujo, único, inigualable".
"Está parte, donde ahora ustedes ven un estudio, era una casita de barro" les contó alguna vez a los periodistas de Clarín que le hicieron una nota allí. Hay consolas y equipos ultra modernos, pero también una inédita y colorida colección de tapas de discos de todas las épocas.
Palito iba a un vivero y elegía, personalmente, las plantas, los árboles y las matas de pasto para las amplias zonas parquizadas y las piedras para los senderos. Después, una vez en el campo, los plantaba él mismo y las trabajaba con su manos. Cuando el trabajo estuvo terminado, su satisfacción fue doble. O triple. Por el sacrificio, por haber terminado, y por el resultado sensacional.
La piscina es definitivamente extraordinaria. Por su amplitud -en su interior pueden nadar varias personas al mismo tiempo- y por el marco de naturaleza en el que está enclavada. Claro, Julieta y Emanuel aún no la pudieron disfrutar porque cuando empezaban su relación -se dice que salen hace 5 meses- ya entrábamos al otoño y estábamos en plena cuarentena estricta.
El praderío, una especie de campiña que se extiende al horizonte y por donde se pueden disfrutar de un lado los amaneceres y del otro la caída del sol cuando caen las tardes, conmueve. Y en todos los sentidos de la palabra: hay una fuente central, y a uno de los lados una capilla que se mandaron a construir especialmente en la que fueron batuizados algunos integrantes de la familia.
Tanto Palito como Evengelina "son muy católicos", como dicen en las cercanías de la residencia. Allí, además, fue donde se casaron Julieta Ortega y el rockero Iván Noble. De aquella ceremonia quedó como imborrable la imagen de él en ojotas.
Lejos de la edificación, que es de estilo campestre y conserva ciertas caraterísticas de su construcción original, la chacra cuenta con una serie de animales y de instalaciones para atenderlos. Hay algunos ejemplares equinos: en una propiedad cercana -propiedad de la familia Fortabat- se crían caballos destinados a la práctica del polo.
Una serie de fotos que Julieta se sacó allí dieron la primera pauta de que estaba con alguien. Lo que dijeron ella y Guido Záffora hicieron el resto del trabajo. Al lado de las postales, la modelo escribió "felicidad". Y como el amor todo lo da vuelta, aquí una palabra vale más que mil imágenes.