Escenas de profundo dolor y de inmensa tristeza se observaron hoy, cuando el mediodía le dejaba paso a las primeras horas de la tarde, en el último adiós a la modista Elsa Serrano, fallecida el martes en circunstancias trágicas. Apenas un puñado de familiares directos pudieron ingresar al cementerio de Pilar al que fueron trasladados los restos de la diseñadora. Otro grupo debió esperar afuera del camposanto. A la salida, la pesadumbre invadió a todos por igual.
Aunque un poco más flexible que en los primeros meses, el período de aislamiento social preventivo y obligatorio sigue provocando algunas dificultades para las personas que deben pasar por la difícil tarea de despedir a un ser querido. Sobre todo en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, donde fue trasladada la malograda diseñadora.
Los restos de Elsa Serrano descansan en el Cementerio Jardín de Paz de la localidad de Pilar. Hasta allí, entonces, se acercaron sus familiares. Pero sólo algunos pudieron ingresar a las instalaciones del predio, que contrasta el verde luminoso de su inmenso praderío con los sentimientos de angustia que transitan aquellos que lo recorren. Tomando el recaudo de mantener la distancia social, los demás aguardaron pacientemente en la puerta.
De 73 años, dos matrimonios y una larga y riquísima carrera como modista profesional, Serrano tenía tres hijas, que encabezaron el cortejo fúnebre: Roxana, María Soledad y María Belén, quien fue la que confirmó que la persona encontrada muerta en el tercer piso de Maipú 986, el último martes, era su madre.
Belén le manejaba a Elsa algunos temas contables (facturación, pagos, emisión de cheques) y en ese concepto mantenía contacto con la producción de Corte y Confección, el programa donde la mamá desarrolló su último trabajo. A mediados de marzo, la pandemia de coronavirus la encerró en el departamento donde encontraría horrible muerte. El martes, cuando se hablaba de una tragedia en la propiedad cuya única ocupante era Serrano, la muchacha dio la infausta noticia a una productora del ciclo que condujo Andrea Politti.
Como pudieron, las tres hijas fueron las primeras en ingresar al cementerio. Fueron acompañadas por un reducidísimo número de personas muy cercanas. Los protocolos siguen siendo rigurosos y es imposible abstraerse de ellos. Los demás integrantes del séquito, como ya fue dicho, aguardaron en la entrada del establecimiento.
Tras un breve oficio religioso, el cuerpo de Serrano, que había pasado por la morgue judicial para que se le desarrollara la autopsia correspondiente en cada una de las muertes que se consideran dudosas, fue llevado hasta su última morada. Las escenas de dolor y llanto se intensificaron en ese momento. No era para menos.
Al cabo de unos minutos, unos y otros volvieron a reunirse, siempre en el ingreso del Jardín de Paz. No abundaron los abrazos, pero si los gestos de tristeza. Casi en silencio, todos regresaron a sus vehículos y tomaron el camino de regreso con un enorme interrogante en sus mentes y en sus corazones. ¿Algún día sabrán que pasó realmente con Elsa?
FOTOS Y VIDEOS: FABIAN USET.
