Siempre hay un halo de misterio que los envuelve. A pesar de exhibir mucho de la vida privada, en las plataformas digitales, la China Suárez se las ingenia para conservar la privacidad, sobre todo en lo que se vincula a su pareja con Benjamín Vicuña.
Así, la actriz ha ejecutado una cortina de hierro en el 2020 en torno a su embarazo, desde enero que los rumores se viralizaron, pero ella siempre lo negó, hasta que lo contó en sus redes. Al igual que un tramo del año en que se instaló la versión de una crisis con el chileno, con un rastreo de noches en diferentes propiedades.
En las últimas semanas, el foco se centró en el viaje de Vicuña a su país, al que se trasladó para grabar una serie, que la pandemia suspendió. Desde ese momento, se especuló en infinidad de oportunidades respecto a un viaje de María Eugenia para acompañarlo.
A tres meses de convertirse en madre otra vez con la llegada de Amancio, la blonda expresó en alguna ocasión sobre los trámites que inició para cumplir con los protocolos necesarios para cruzar la cordillera. De hecho, unas stories compartidas por ambos generó confusión y construyó la teoría que la China ya estaba en suelo chileno. Pero no.
Después de idas y vueltas, Suárez consiguió los permisos y se llevó a sus tres hijos, los que tuvo con Vicuña, a la chacra enorme de su familia política. ¿Lo contó ella? En realidad no, nuevamente acudió a las pistas encriptadas para comunicar la noticia, aún sin comunicarla.
A partir de la interpretación de los posteos en Instagram, de ambos, ya no hay dudas. Cuando la China subió un video de Magnolia paseando por un campo, con unas montañas de fondo. Así como otras imágenes de las dos niñas en un porche, que se engloba en una extensión kilométrica de pasto y árboles. Además, Benja también mostró a un perro blanco divino, que es el mismo que aparece en las publicaciones de la China.
María Eugenia y Benja jugaron al misterio porque no se los ve juntos en ninguna imagen, ¿será parte de su modo de comunicar?