Cada hora que pasa hay más dudas acerca de la muerte de Diego Maradona.
¿Eran buenos los médicos que tenía a su alrededor? ¿Cómo puede ser que un hombre de su magnitud y en su estado físico estuviera en una casa sin más compañía que la de un sobrino, una cocinera, un enfermero y un sicólogo y una psiquiatra que iban y venían cada tanto? ¿Lo descuidaron? ¿Subestimaron su cuadro? ¿Se relajaron porque lo veían un poco mejor tras la cirugía?
Un audio que la psiquiatra Agustina Cosachov le mandó al doctor Leopoldo Luque no hizo más que multiplicar las dudas.
Además de mostrarse fastidiosa con el trato que la da "la clínica" -a la que no identifica pero se supone que hablaba de la "prepaga" que cubría a Maradona- porque estaban "muy pendientes de quién es el responsable" de todo lo que les pide y porque "hablaron de una internación domiciliaria seria y al final solo van a mandar un acompañante terapéutico y un asistente", algo que de por si parece grave o preocupante, dice otras cosas que llaman la atención.
"Esta gente de la empresa se está manejando de manera rara. Están muy preocupados para ver quién es el responsable. Nos prometieron una internación domiciliaria seria pero ahora solo mandan un acompañante terapéutico y un asistente. Necesitamos un clínico" le dice Cosachov a Luque.
Por ejemplo, da toda la sensación de que "se la veía venir" porque en un momento le dice al doctor Luque (no trascendió su respuesta) "quiero tener todo prolijo, todo en orden, por las dudas, ¿Viste? Por si pasa algo". ¿Qué podía pasar para que necesitara tener todo ordenado?
Más adelante, otra cosa que le dice es "necesitamos un clínico, por si hay algún episodio y hay que darle un laxante, o si sube un poco la presión y hay que suministrarle un antihipertensivo, pero esas no son mis especialidades y creo que las tuyas tampoco. Para eso necesitamos un clínico". Teniendo en cuenta la endeblez de la salud de Maradona -que quedó en evidencia cuando Diego, en su última aparición pública, participó del comienzo de Gimnasia y Patronato- da la sensación que subestimaron las cosas que podían pasar, y de hecho sucedieron.
Aquella tarde del 30 de octubre, el día que cumplió 60 años, Maradona pudo estar solo 10 minutos en el campo de juego. Prácticamente lo tuvieron que llevar de la mano y debieron sostenerlo para mantenerlo en paz. Al recibir los besos y los abrazos de Marcelo Tinelli y de Claudio Chiqui Tapia, Maradona parecía no darse cuenta o no entender lo que sucedía. Un puñado de días después lo internaron en La Plata por una deshidratación, y en menos de una semana lo trasladaron a la clínica Olivos para someterlo una cirugía en la cabeza.
En todas las oportunidades, el doctor Luque se manifestó optimista y habló de lo "bien que estaba Diego". Quince días después de la operación, falleció.