Asusta, imprime miedo con su mirada y sobre todo con su tono de voz imperativo. Los participantes avizoran su cercanía en la isla y sufren. Germán Martitegui despierta temor en MasterChef, los famosos lo signan como el jurado más difícil. No obstante, esconde un lado muy tierno.
Todo cambió radicalmente para en 2018, cuando pudo cumplir con un anhelo, y sobre todo una decisión muy pensada, que refiere a convertirse en padre monoparental. Es decir, ser papá soltero. Para eso acudió al sistema que ya viralizaron famosos como Luciana Salazar, Marley, Flor De La V o Flavio Mendoza, la subrogación de vientre en Estados Unidos.
A raíz de las dificultades para acceder a una adopción en Argentina, y al estar prohibida la técnica del alquiler de vientre, Martitegui optó por esta posibilidad que se realiza en tierras estadounidenses. Así, Martetegui se encontró con su primer hijo Lorenzo, en noviembre de 2018. A los pocos meses, más precisamente a los seis, el chef completó todos los papeles para agrandar la familia y así aterrizó en su vida Lautaro.
"La verdad que un padre solo con dos hijos tiene los brazos ocupados. Nada, no doy más, no puedo más", contó Martitegui.
Con la consolidación de su visibilidad en la pantalla chica, Germán despierta curiosidad sobre cómo se desempeña en su rol de padre. En diálogo con Revista Gente describió: “Soy muy buen padre. Quizás a veces estoy demasiado preocupado por el futuro, porque ya estoy pensando hasta a qué universidad van a ir, pero me divierto mucho con mis chicos. Tanto que por momentos parezco como el tercer hermano, no el padre. Pero sí, creo que soy bueno”.
A la hora de referirse a la alimentación de los pequeños, Martitegui sostuvo: “Comen muchísimo más sano que yo. No conocen el azúcar blanca ni la harina blanca. Comen 70% de vegetales y frutas, y después cereales y algunas proteínas”.
"Soy muy buen padre. Quizás a veces estoy demasiado preocupado por el futuro, pero me divierto mucho con mis chicos", confesó Germán.
Y para terminar, el jurado abordó la sensible temática de un posible anhelo de agrandar la familia. Con mucha vehemencia, Martitegui bramó: “¡No! La verdad que un padre solo con dos hijos tiene los brazos ocupados. Nada, no doy más, no puedo más. Dejé todo lo que hacía por mí y era vanidad, como el gimnasio y el masajista. Me dedico sólo a ellos. Así que no podría”.