Mientras muchos estén abriendo regalos, recalentando la comida que quedó de la Nochebuena, intercambiando mensajes con amigos y familiares o atravesando todavía modorras o resacas de una cena recargada con turrones, pan dulces, vittel toné y brindis multiplicados por mil, ellos transitarán una fecha dolorosamente especial: para Claudia Villafañe, Dalma y Gianinna el 25 de diciembre se cumplirá el primer mes de la muerte de Diego.
Aquel miércoles fatídico y fatal, las tres se pusieron a la cabeza de la despedida del más grande de todos los tiempos. Lo primero fue, en medio del dolor y del abatimiento, organizar el funeral. Se aceptó, entonces, el ofrecimiento del presidente Alberto Fernández de llevarlo adelante en la Casa Rosada.
Se decidió que fuera desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde, pero se esperaban un millón de personas. Era imposible que esa gente pudiera pasar en apenas 8 horas. En un rato se armaron largas filas, que llegaron desde Plaza de Mayo hasta Constitución. El desborde era inevitable.
Mientras en las calles se reunían miles y miles de fanáticos del mejor jugador de la historia, en la casa de Gobierno se llevaron a cabo dos velorios. Uno "privado", reservado para familiares, amigos y allegados, que duró hasta las 6 de la mañana y que contó con el incidente de que Rocío Oliva, la última novia de Diego, no pudo ingresar.
El otro, el de la despedida masiva y popular, terminó en un caos de aglomeraciones de gente, incidentes con la policía, corridas, desbordes y el ingreso de una masa indeterminada de gente al legendario edificio de Balcarce 50. Se decidió prorrogar la ceremonia hasta las 18 horas para evitar mayores problemas.
Dalma y Gianinna pidieron expresamente no ser fotografiadas ni molestadas por la prensa. No estaban de ánimo. Y era lógico. Habían perdido al padre unas horas antes. Por eso sólo hay una foto de ellas dos, juntas, en la Casa Rosada: fue cuando se acercó a saludarlas Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta y quien veló allí, en ese mismo lugar pero 10 años antes, a su marido, el ex presidente Néstor Kirchner.
Con una verdadera multitud aguardando en las calles de toda la ciudad se armó el operativo para trasladar el cuerpo de Diego al Cementerio Jardín de Bella Vista. Se ingresaron los coches fúnebres por la explanada y en uno de ellos subieron las tres. Claudia, Dalma y Gianinna. Los protocolos de distancia social que impone la pandemia de coronavirus impiden más gente en los vehículos.
El viaje fue relativamente rápido. La caravana tomó el bajo, luego la autopista 25 de mayo, más tarde el Acceso Oeste y finalmente una avenida en Bella Vista, donde tuvo el único contratiempo. En menos de una hora, tanto la ex esposa de Diego como sus dos hijas estaban en el cementerio para tributarle un emotivo y sentido último adiós. Decenas de miles de personas se acercaron hasta el costado del camino para despedirlo.
Algunos llegaron con ellos y otros pocos ya estaban en el camposanto. Ante un reducido grupo de personas, el féretro con los restos de Diego fue conducido hasta su última morada, donde descansa al lado de los de sus padres, Doña Tota y Don Diego. En las últimas notas que le hicieron, Maradona siempre contó cuánto los extrañaba.
Mientras Diego era despedido por sus familiares y allegados más cercanos, se produjo la que para muchos es la imagen más conmovedora de todas las que se observaron y que probablemente le hubiera gustado ver al Pelusa: después de muchos años, Dalma, Gianinna y Jana se fundieron en el abrazo protector y cálido de Claudia.
"Tus ojos se cerraron y el mundo sigue andando" dice la letra de un tango que no por dolorosa y angustiante deja de ser real. La vida sigue y, como se puede, hay que ir a transitarla. fue el tiempo de los homenajes. Los hubo de todos los tipos, formas y colores. Dalma fue la primera en salir; acudió al que le hizo Boca. Ocupó el famoso palco de la familia, y en varias oportunidades no logró contener las lágrimas.
El último club donde trabajó Diego fue Gimnasia y Esgrima de La Plata, que lo recibió con un amor gigante como si se hubiese iniciado en sus divisiones inferiores. Antes del partido que el Lobo disputó contra Huracán por la copa que pasó a llamarse "Diego Armando Maradona" le brindó una conmovedora despedida a quien el 25 de noviembre era su entrenador. Fue la primera aparición de Gianinna tras la muerte de su padre. Fueron con Dalma y se quedaron a ver el partido. El 0-0 clasificó a los dos para la ronda campeonato, como hubiera querido Diegote.
Claudia ya había vuelto a las grabaciones de Masterchef, pero la dinámica del programa hizo que esas grabaciones se vieran recién esta semana. Antes, en su primera salida pública, fue a cenar con el Polaco y el Turco García, de quienes se hizo muy cercana y muy compinche durante su participación en el realitie. Los invitó Sofía Pachano, que esa noche fue chef de un bodegón de Palermo.
Su vuelta a Masterchef resultó tan emotiva como exitosa. La preparación de Claudia fue elegida como "la mejor de la noche" y por consiguiente recibió una estrella. Con la voz entrecortada y el gesto emocionado dijo que "se la dedico al padre de mis hijas". "Yo nunca hablé porque se dicen muchas cosas, pero bueno, creo que él desde arriba me ayudó y nos va a guiar para que salgamos adelante" agregó.
Pero no todo son homenajes ni momentos emotivos. Hay otras instancias, más crudas y muchísimo más frías, que también hay que cumplir, como el proceso judicial por la sucesión o el reparto de los bienes que eran de Diego. De esa forma, la última imagen que hay de Dalma Maradona es la de su paso por una de las últimas casas que ocupó su papá (alquilada por Gimnasia en un country llamado Campos de Roca) para supervisar cómo se retiraban sus pertenencias. En un momento, se la advierte quebrada y asistida por sus allegados.
25 de diciembre. Navidad, sí. Saludos, obsequios, buenos deseos, Pero también un mes sin Diego Armando Maradona. El tiempo pasa pero el dolor permanece. Y la angustia por su ausencia se va haciendo realidad, aunque aún parezca de mentira. Era imposible imaginar un mundo sin él. Para los futboleros, y ni hablar para su familia. Hoy todos, unos y otros, lo están empezando a transitar. Pero sobre todo para sus hijas es muchos más difícil que para el resto del mundo.