Imagínense la vida sin tomar mate ni poder cocinar fideos. O con turnos para bañarse una vez por semana durante sólo 5 minutos. Más una única chance al mes de lavar la ropa, apenas 15 segundos para enjuagarse los dientes y sin ninguna posibilidad de regar las plantas del jardín o del balcón ni de refrescar a las tan amadas mascotas.
Podría ser, también, una vida sin famosos ni farándula. Sin ídolos ni celebridades. Sin televisión ni teatro. Sin cines ni plataformas de streaming. Los humanos somos 60 por ciento agua, así que piensen cómo sería todo sin ese elemento tan necesario y vital.
¿Un horror, verdad? Bueno, ese mundo tan parecido al infierno es posible. Y en poco tiempo si no se eliminan algunas costumbres ni se potencian las políticas proteccionistas sobre el agua: según Greenpeace, para 2025 se estima que al 60 por ciento de la población mundial le tocará enfrentar “crisis inminentes con el agua”. Ni Susana, Ni Araceli, Ni Juanita, ni Sol Pérez: en apenas 14 años el agua puede convertirse en la famosa más codiciada. Así de contundente. Así de concreto. Hay que hacer algo ya.
El agua no es un recurso inagotable. Si no se la cuida cada vez habrá menos. Mucho peor se pondrá la cosa si en vez de preservarla y atenderla se la “ataca” con contaminaciones de todo tipo, como sucede en la Argentina y en muchos otros lugares del mundo.
La toma de conciencia no resuelve definitivamente el problema, pero es un primer y fundamental paso que deben dar todos los involucrados y todos los afectados en la problemática. Desde los consumidores hogareños hasta los gobiernos, y en especial las industrias que vierten sus deshechos y sus porquerías a los grandes cursos que después alimentan las redes hogareñas. Es hora, entonces, de conocer, comprender que estamos frente a un desastre natural e involucrarse para resolverlo. De abrir los ojos y hacer algo.
Greenpeace, una organización ecologista internacional que se declara económica y políticamente independiente ya que no acepta donaciones ni presiones de gobiernos, partidos políticos o empresas y se financia con la contribución de 3 millones de personas alrededor del planeta, advierte que la situación es límite, pero que puede ponerse más difícil todavía.
A pesar de todas las advertencias que se hicieron con respecto al tema y de todas las campañas que intentan visibilizar este flagelo, 3 de cada 10 personas no tienen acceso al agua potable, lo que representa un fuerte desmejoramiento de la calidad de vida. Además, 17 países, que concentran un cuarto de la pobación mundial (unos 1.700 millones de habitantes), enfrentan una situación que se denomina “Estrés hídrico alto”.
Todos los pronósticos empeoran cuando se piensa más a futuro. SI el ritmo de contaminación es el mismo en los próximos años. En 2040, es decir en menos de 20 años, 1 de cada 4 menores de 18 vivirán en situación de estrés hídrico, lo que profundizará una problemática de género que se da en la actualidad, cuando en 8 de cada 10 hogares los encargados de la recolección del agua son niñas o mujeres.
Gota a gota, el agua se agota. Es momento de cerrar el grifo.
