Una mujer que sufre violencia de género debe saber que no está sola: existen muchos mecanismos que ayudan a las víctimas de estas situaciones aberrantes. Desde estatales y judiciales hasta los más cercanos, los personales. Cuando no hay respuestas oficiales -como lamentablemente sucede todavía- siempre hay una persona en el entorno familiar, social o laboral dispuesta a escuchar, comprender y dar una mano.
La línea nacional contra la violencia de género es la 144, un número al que se puede llamar desde cualquier punto del país. Funciona los 365 días del año, las 24 horas, de manera gratuita.
La situación es cada vez más dramática. Este lunes, cuando comenzamos esta serie de notas dedicadas a este flagelo, el Observatorio Lucía Pérez registraba 54 femicidios en lo que va de 2021, es decir 1 cada 22 horas. El viernes, tan sólo 5 días más tarde, ingresar a su página web (https://observatorioluciaperez.org/) hiela la sangre y dispara todos los niveles de indignación: la cifra se elevó a 60 asesinatos, 94 marchas pidiendo justicia y que se acabe la violencia machista y 39 personas -en su mayoría niños- que quedaron huérfanos a causa de la violencia patriarcal.
Evidentemente, algo hay que hacer. La línea nacional contra la violencia de género es la 144, un número al que se puede llamar desde cualquier punto del país. Según la página del Ministerio Público Fiscal, su objetivo es brindar información, orientación, asesoramiento y contención a las mujeres en situación de violencia de todo el país, los 365 días del año, las 24 horas, de manera gratuita.
Además, se indica que "cuenta con un equipo de atención integrado por profesionales psicólogas y trabajadoras sociales, y está conformado por operadoras y coordinadoras con capacitación en perspectiva de género y violencia contra las mujeres".
Aunque su funcionamiento todavía genera críticas, se creó el Ministerio de La Mujer. Hay comisarías de la mujer desparramadas por los cuatro puntos cardinales del país, cada jurisdicción tiene sus propias líneas de ayuda a las víctimas (una veloz y simple búsqueda en google alcanza para dar con ellas), en cada barrio o en cada pueblo hay alguna entidad u organización dedicada a la asistencia a las mujeres en situación de riesgo.
Aunque se cuestione sus primeros pasos, la creación del Ministerio de la Mujer supone un paso adelante. En cada ciudad o pueblo funciona una comisaría de la mujer, una secretaria de género o alguna entidad dedicada a ayudar a las víctimas del maltrato a las que se puede acudir. También hay fiscalías de género. Nada alcanza, pero es lo que hay a mano.
Y en el último de los casos, cuando las respuestas del estado no son suficientes, cuando los botones antipánico, las restricciones o las perimetrales no alcanzan para frenar las amenazas, o incluso si los receptores no escuchan los reclamos, también hay personas a las que siempre se les puede contar lo que esté sucediendo. La red de contención también es importante.
LAS MUJERES RECLAMAN A LOS HOMBRES MAYOR COMPROMISO CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO
"Los hombres no somos parte del problema, somos el problema" dijo hace unos días Lalo Mir. Efectivamente, las mujeres reclaman cada vez con mayor vigor -sobre todo en las redes sociales- que los hombres se involucren en la resolución del problema.
El pedido primario, por supuesto, es "paren de matarnos" y que se deje caer al cultura patriarcal y machista que las oprime hace siglos. Pero otra enérgico solicitud, mucho más puntal, es que abandonen comportamientos que antes se naturalizaban y que ahora "no dan".
Por ejemplo, se pide que se corrija al amigo, al conocido o al compañero de trabajo que "habla de las mujeres como si fueran un objeto, un estorbo, una molestia o simplemente alguien que sirve nada mas que para tener sexo" y no se celebren más ese tipo de comentarios, que no se compartan fotos de mujeres desnudas o en situaciones íntimas en grupos de whatsapp y también que se dejen a un lado los chistes machistas o que denigran a las mujeres.
El reclamo alcanza, por supuesto, a situaciones de violencia de género. A las que se manifiestan de por sí o a las que se pueden advertir a través de ciertas señales: "Quizás un amigo o un conocido no venga a decirte que le va a pegar o que faja a la mujer, pero si dice "mi novia es una pelotuda" o minimiza todas sus opiniones, es evidente que se trata o de un violento o de uno en potencia, y hay que actuar" dicen ellas, con razón.