Cientos de teorías, muchas que se contradicen y que construyen una complejidad para dilucidar lo más cercano a la realidad. La novela entre Luciana Salazar y Martín Redrado continúa con episodios explosivos, de revelaciones y de fuego cruzado.
La modelo se hartó de la negación del economista sobre la última reconciliación, que se produjo el diez de enero en Miami, y de las imágenes del político al lado de Lulú Sanguinetti en la fila para aplicarse la vacuna contra el coronavirus en suelo norteamericano.
Luli Pop estalló en cólera, así se activó una serie de polémicas, que alcanzó su punto más álgido con la kilométrica entrevista que brindó la blonda a Intrusos. En esa extensa charla abordó infinidad de situaciones y comportamientos, así como sacó a la luz experiencias peculiares.
En pos de describir las diferentes etapas del vínculo, Luciana recordó que en 2019 el economista solicitó revincularse con Matilda, la hija de la modelo, pero sobre la quien aportó en el proceso de subrogación de vientre.
En es raid, Salazar identificó que logró reflexionar respecto a esa llamativa buena onda de Redrado con la niña y lanzó: “Siento que en el fondo me manipuló a mi con la nena, que en realidad quería estar conmigo”.
Eso abrió las puertas a la revelación de una vivencia extraña, y desconocida, en torno a un festejo de cumpleaños de Matilda. “Nunca fue a un cumple de mi hija porque no quería que se enterara su entorno. El año pasado decidió venir por primera vez y tengo esa foto, que juré que no la iba a mostrar. Me estaba esperando acá, con la nena jugando, delante de Matilda me dijo ’me encanta ver a tu mama así’. ¿No seria mejor que le encantara ver a la nena feliz?”, expresó.
Entonces, la modelo consideró que ese acercamiento no se motorizó en una acción desinteresada, sino que se llevó a cabo para tratar de reconquistarla a ella. Por si las dudas, Luli aseguró: “Nunca más voy a estar con Redrado. Y sí, soy una víctima de Redrado”.
