Marzo es el mes del regreso al colegio. Después de un año en el que las clases presenciales fueron la excepción a la norma, millones de alumnos de todo el país regresaron a la escuela. El espacio donde se construyen vínculos y se adquiere conocimiento es muchas veces el lugar donde se manifiesta la violencia.
Muchos sostienen que el acoso escolar existió desde siempre. Pero los números alarman y están lejos de bajar. Tanto como las consecuencias que este tipo de acoso tiene en el desarrollo de las personas. Una encuesta realizada por la Comunidad Anti Bullying Argentina señala que en la Ciudad de Buenos Aires un 60% de los alumnos se siente solo, un 45% tiene miedo de ser agredido por sus pares y un 35% efectivamente fue intimidado por sus compañeros.
Desde la organización señalan el inconveniente de extrapolar los datos a todo el país por la diversidad de realidades que se viven en cada región. Sin embargo, alertan que los números proporcionados por evaluaciones globales como PISA o Aprender -a nivel país- no son más alentadoras. Y todas coinciden en que el riesgo continúa fuera de la escuela: más de la mitad de los alumnos señalan que el hostigamiento continúa en las redes sociales.
¿El riesgo? No sólo está probado que el acoso tiene efectos a largo plazo en el desarrollo de las personas sino que, según la Organización Mundial de la Salud, es la primera causa de suicidio adolescente en el mundo por el impacto que tiene en la dignidad de la persona. Cada vez es más claro que el acoso escolar o bullying es una realidad que afecta a toda la sociedad.
La preocupación por el impacto del bullying y el ciberacoso en las personas -especialmente en los niños, niñas y adolescentes- y la certeza de que toda la sociedad debe comprometerse con el cambio, fueron los aspectos claves por los cuáles Grupo Atlántida toma esta causa en el marco de su campaña PRINCIPIOS.
Qué hacer para prevenir el bullying
Es clave poner en marcha acciones que permitan detectar las situaciones de bullying y violencia. Según UNICEF hay cuatro acciones clave que permitirán anticiparse al acoso:
- Observar. Ver a través de los ojos de los jóvenes, entender qué les ocurre desde su mirada y no desde la de un adulto.
- Conectar. Generar espacios de diálogo y participación donde los jóvenes sean protagonistas y puedan tener un rol activo.
- Prevenir. Estar atentos a las señales concretas de acoso y violencia.
- Actuar. Poner en marcha soluciones efectivas para las cuales es conveniente contar con el apoyo de especialistas.
En este sentido, los especialistas sugieren a las familias prestar especial atención a niños, niñas y adolescentes cuando estos:
- manifiesten cambios inesperados de conducta
- no quieran asistir a clase
- tengan golpes o moretones injustificados
- muestren un alto grado de irritabilidad
- presenten signos de tristeza injustificada
- no tengan ganas de salir del hogar o ver a sus amigos