En el marco de una columna radial, Edi Zunino, Director de Contenidos Digitales y Multimedia del Grupo Perfil, hizo un profundo análisis en cuanto a la nueva faceta de Viviana Canosa y su desempeño en los medios distanciada del espectáculo y más cerca de la política.
Pero, lejos de resaltar algún aspecto positivo en cuanto a la labor de la periodista de A24, el analista en cuestión fue lapidario, “la exchimentera de los pelos colorados tiene un programa que puede ver cualquier desprevenido, ahora se dedica a la política y hace el pase a las 8 de la noche con un periodista de los considerados serios, como Luis Novaresio”.
Y siguió: “no sería de extrañar que, en un futuro no muy lejano, Canosa se consolide como integrante del llamado círculo rojo por sus posturas cada vez más desencajadas. El Síndrome Viviana Canosa sería más contagioso que el Covid-19”.
"Canosa juega a ser una especie de petit fille fatal de la Doña Rosa con la que interactuaba el viejo Bernardo Neustadt", disparó Zunino.
Como una especie de catarsis al aire, Zunino siguió ahondando en el tema y a través de radio Perfil expuso: “Canosa juega a ser una especie de petit fille (nieta) fatal de aquella Doña Rosa inexistente pero tan estereotípica con la que interactuaba el viejo Bernardo Neustadt".
Sin filtro, Edi arremetió: “lástima que una mujer de estos tiempos que se pretende editorialista busque agrupar con más efusividad y desparpajo que ideas a esa parte de la audiencia que sólo busca encontrar un espejo donde ver reflejados sus más bajos instintos".
A modo de conclusión, el periodista manifestó: “el problema no es Canosa. Ella es libre de hacer lo que le plazca, desde tomar dióxido de cloro en cámara -por más que sea considerado poco menos que un veneno- a amenazar, como hizo, con una rebelión contra las restricciones impuestas por aumento de los casos de Covid-19”.
Por último, Zunino cerró: “el problema es el Síndrome Canosa, el efecto, porque hay gente dispuesta a creer que de esas maneras se puede arreglar algo de este constante desarreglo. O sea, viendo y escuchando barbaridades desde el sillón del living”.