Cambia, todo cambia. Así rezaba la frase célebre que eternizó Mercedes Sosa. Vaya que todo se modificó en la dinámica entre Germán Martitegui y Andrea Rincón en MasterChef, un vínculo que comenzó teñido de tensión, de mala vibra y de acusaciones cruzadas.
La actriz saltó al reality y encontró en el jurado un enemigo, por la dureza de sus devoluciones, la parquedad absoluta y el poco tacto para analizar el rendimiento de los participantes. Por eso la morocha expresaba en su momento: “Siento que tiene algo personal conmigo... y no lo siento”.
Hace unos días, Germán soltó un indicio de una variación, de una transmutación, al ayudarla con un desafío, lo que provocó una postura diferente de Andrea. Ese pareció ser el inicio de algo totalmente distinto.
En la gala del lunes, que estuvo teñida por la emoción de la incorporación de Carmen Barbieri al certamen, el pelado y la actriz experimentaron una especie de flechazo. Un accionar intuitivo, que incluso les hizo olvidar que estaban delante de cámaras.
Todo se produjo en el contexto del beneficio de Rincón, al conseguir la medalla dorada, que consistió en determinar a quién le distribuía los distintos cortes de carne entre sus compañeros. Cuando le tocó destapar su proteína, la morocha se alegró porque le tocó bola de lomo.
Andrea se expresó con su espontaneidad y lanzó: “Bien, la hice re bien. Agarré la bola, pero sin ver, sin hacer trampa”. Y mientras se retiraba, giró la cabeza y detectó la mirada de Germán, que incluso le tiró un guiño de ojitos, y le salió regalarle un beso al aire.
Luego, para dejar en claro que ese instante estuvo cargado de tensión, de química, la artista agregó: “Ya hay amor, basta, aflojá. Pero si yo te quiero”. Toda una declaración, una confesión sobre lo que está surgiendo entre los dos.