Egolatra, tono altanero, escasa sensibilidad social y un discurso estridente e irreal. Alex Caniggia saltó a la visibilidad por su único atributo de ser el fruto del amor, de otrora, del enorme Claudio Caniggia y la mediática Mariana Nannis.
Desde su aterrizaje en los medios, el joven se las ingenió para construir un personaje polémico, que se focaliza en ostentar la fortuna de su familia, de menospreciar al resto de la sociedad y en inventar términos inocuos.
Evidentemente algo llama la atención de su figura, porque le llueven ofertas y así desembarcó en MasterChef, a pesar que siempre explicó que no sabe cocinar, que en su vida prendió una hornalla y que come a base de delivery.
Lo cierto es que el hermano de Charlotte no pasa desapercibido y suele provocar sensaciones, así le pasaba a Analía Franchín, quien reconoció que no le agradaba en lo más mínimo. No obstante, la subcampeona de la primera temporada contó que algo se modificó en su percepción.
La comunicadora contó: "Alex Caniggia me encanta. Nunca pensé que iba a decir esto, me provocaba instintos violentos, era una persona que me daban ganas de cachetear y de decirle ‘dale tarado, imbécil’, pero me mostró una cosa tan distinta que me da ternura”.
En una charla con La Once Diez, Franchín detalló que denota en Alex una persona peculiar: "Tiene una carencia de afecto tremenda. Es como un chico casi sin afectos, que necesita un mimo, una caricia, una palmadita, decirle ‘flaco, estás haciendo algo bueno’”.
Claro que igualmente le advirtió al hijo del Pájaro que tenga cuidado porque peligra su continuidad en MasterChef, dado que aseveró: “Que no se le empiecen a subir los humitos a la cabeza porque a veces veo que el jurado va perdiendo un poquito la paciencia con él”.