Invitada a Vino para vos, el ciclo de entrevistas que lleva adelante Tomás Dente en KZO, Mar Tarres sorprendió con un conmovedor relato sobre la manera en que perdió a su padre, sin poder despedirse de él.
“Estaba de vacaciones en Brasil con unas amigas, era la época que te ibas por dos mangos, tomabas un colectivo y listo. Me había ido en estos tours, era un paquete que salía regalado desde Salta. Un vuelo charter que iba y volvía, y en 2006 no había la cantidad de vuelos que hay ahora”, arrancó Mar Tarres.
Con un nudo en la garganta, la artista que se caracteriza por promover los talles XXL continuó: “mi papá murió de un día para el otro, le agarró una neumonía. Yo era muy pegota de mi papá. Estaba en Brasil y no tenía en qué volver. Mi papá muere un viernes y mi vuelo salía el martes siguiente”.
Dejando atrás el humor ácido que la caracteriza, Mar se quebró en medio del relato, pero con la mirada atenta del conductor siguió: “mi mamá empieza a llamar a todas las agencias, pero no había vuelo porque se vendían los paquetes armados”.
"Me mintieron que mi papá estaba intubado, que no podía hablar, que estaba muy mal de salud, cuando él ya estaba enterrado".
“En esa época no había redes sociales, o por lo menos yo no tenía, y mi mamá le pidió a toda la gente de mi ciudad que por favor no se comuniquen conmigo ni me avisen que había muerto mi papá porque no tenían en qué traerme. Mi mamá se tiró un lance y le pidió alquilar la avioneta de la provincia al gobernador”, detalló Tarrés.
Y en cuanto a todo lo que sucedía paralelamente en su familia, mientras ella veraneaba, la actriz agregó, “ella juntó sus ahorros para eso y no se la dieron. Cosas de la vida, que no pude estar en ese momento. No me avisaron porque, obviamente, iba a ser más duro estando allá”.
En cuanto a cómo se enteró, Mar explicó: “estaba de vacaciones con amigas, era pendeja, y cuando volví mi mamá me fue a esperar al aeropuerto, me tenía que llevar a Tartagal, que desde Salta hay cinco horas en auto, y tampoco me querían decir que había muerto porque yo iba a entrar en una crisis”.
“Así que me mintieron que mi papá estaba intubado, que no podía hablar, que estaba muy mal de salud y por eso me tenía que ir a Tartagal, porque yo en realidad estudiaba en Córdoba. Me llevaron engañada y yo viajé esas cinco horas rezando porque mi papá no se muera, cuando él ya estaba enterrado”, concluyó el relato.
Finalmente, a la distancia de aquel triste episodio que la marcó en su vida, la humorista manifestó: “entendí quizás por qué están los velorios, es un momento que las personas necesitan para despedirse y para entender que se fueron. Estuve muchos años de mi vida sin entender que se había muerto. Para mí en mi cabeza él se fue de viaje, yo nunca lo vi muerto”.
