El bombazo llegó en el crepúsculo de un día bien otoñal, lluvioso y con los primeros frescos de la temporada "veinteveintiuno". Entre truenos, rayos y centellas, Laurita Fernández provocó una "tormenta" farandulera peor que las presagiadas por cualquier alerta meterológico: inesperadamente, anunció que se separó de Nicolás Cabré.
Paparazzi investigó en las cercanías de la pareja y pudo determinar los motivos de la sorprendente ruptura. En realidad, la crisis fue conmocionante para el gran público pero no para aquellos que forman el reducido grupo de íntimos de los dos. Para ellos, el distanciamiento se veía venir.
Según el rompecabezas que se logró armar entre las últimas horas de anoche y las primeras de hoy, martes 4 de mayo, Laurita se veía algo agobiada por los celos y los reclamos de Cabré, a quien sindican como un buen muchacho, noble, de corazón generoso, más amable de lo que supone su hosca imagen pública, pero muy decidido y muy firme en sus posturas.
Los celos de Cabré y su rechazo a que ella encarara un programa diario hicieron explotar las diferencias.
Si ella es algo desordenada con la ropa o los horarios o no tiene tanta rigurosidad en la limpieza, por ejemplo, Cabré es todo lo contrario. Y siempre se lo hizo saber. Le marcó esas diferencias hasta de manera pública, lo que le valió algunas controversias en las redes sociales y en los programas chimenteros de la tele, lo que no le hizo ninguna gracia.
Esas diferencias provocaron el primer alejamiento de la pareja. Pero ella lo extrañaba porque, también hay que decirlo, él deja huella en el corazón de sus muchachas. Y volvieron. Como en toda reconciliación, los primeros tiempos fueron idílicos, de romance explosivo, burbujeante y efervescente. Todo era disfrute.
El "preguntas y respuestas" de ayer, inventado medio de la nada, sirvió para que contara el final del vínculo.
Hasta que a él le dieron celos algunas cuestiones. Y como no es de quedarse callado, lo manifestó a su manera. Incluso, cuentan, no estaba muy de acuerdo con que ella volviera a trabajar en un formato diario. En poco tiempo, Laurita se pondrá al frente del talk show "El club de las divorciadas", y él le habría contado de su disgusto.
Esas cuestiones agobiaron a la bailarina y ahora conductora, quien decidió tomar el toro por las astas y blanqueó que en esas condiciones la relación no podía seguir.
La remaron un poco, pero el "preguntas y respuestas" de ayer, inventado medio de la nada, sirvió para que contara el final del vínculo sin someterse a la peor de las pesadillas de los dos: un grupo de periodistas haciéndoles preguntas.