Recibió un golpe durísimo, de esos que dejan cicatrices, de los más difíciles que afrontó en su vida. De pie, con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible y con la realidad de tener que enfrentarse a una nueva etapa de ahora en adelante, Marcelo Polino (55) transita los primeros días de duelo tras el fallecimiento de su querida madre, Ethel, quien le dio batalla durante un año a un tumor traicionero.
“Estoy bien pero triste. Es lógico por lo que sucedió. Me siento tranquilo porque hice todo lo posible, y más también, para que mi mamá estuviera bien hasta último momento. Eso, por un lado, me tranquiliza. Y por el otro, estoy muy cansado porque vengo de mucho tiempo de hospital, con cuatro internaciones y dos operaciones en menos de un año. Y ahora es como que me cayó todo el cansancio. Por suerte estuve algunos días tranquilo hasta que retomé con la radio, para recuperar energías y retomar todas mis actividades en la semana. En realidad, durante todo este tiempo nunca me desconecté del trabajo. Si hubiese querido lo podría haber hecho, pero trabajar me hace bien. Y ahora me hizo muy bien el cariño de la gente, de los colegas, que han sido muy amorosos conmigo, Amalia Granata y Yanina Latorre, en la radio (Mitre, donde hace Polino auténtico), fueron contenedoras en mi vuelta después de lo que pasó”, inició la charla, a corazón abierto.
–Tus últimos meses fueron muy difíciles, ¿qué pasó con la salud de tu mamá, que se fue deteriorando?
–El año pasado, mamá tuvo una operación a consecuencia de una diverticulitis, y le sacaron un pequeño tumor. El doctor me dijo que tenía unas células cancerosas, pero cuando la persona es muy mayor, las células son perezosas. Le sacaron todo y, a fin de año, se le hicieron todos los estudios, tomografías y demás… Y estaba limpia, como se dice en medicina. Festejamos que no tenía nada. En el verano me fui a Mar del Plata a trabajar, y después de vacaciones. En ese entonces había que hacer una nueva serie de estudios que mandó el doctor, y ya le daba el alta por un año. Y con los análisis nos enteramos de que había vuelto el cáncer, que esas células habían viajado por el cuerpo, se habían manifestado y tomado otra parte del cuerpo. Había avanzado mucho, mucho, haciendo metástasis. Y fue un desenlace muy rápido, en dos meses y pico. La internamos, salió de ahí, fueron meses muy complicados…
–¿Cómo reaccionaste ante la realidad de la situación, de conocer que la enfermedad se había expandido?
–Y… se me cayó el mundo. Me había ido de vacaciones con la idea de que los organismos viejos son menos propensos a que pasen estas cosas, pero cuando me enteré fue un baldazo de agua fría. Y fue todo muy rápido. Estuvo en el Hospital Italiano, donde la atendieron genial. Frente a un diagnóstico de ese tipo lo que quería era que no sufriera, como puede querer cualquier persona. Ante lo irremediable, quería que no tuviera dolor. Y en eso me quedo tranquilo de que no sufrió.
–No hay forma de prepararse para la muerte de un familiar querido y tan allegado, ¿a qué te aferraste?
–Mirá, yo estaba lleno de frases en mi cabeza porque hace muchos años que me psicoanalizo. Estaba lleno de esas frases, pero cuando te toca de verdad y te afecta tu emocionalidad no hay frases que valgan ni preparaciones que resistan. Mamá vivió más de ochenta años bien, tuvo una vida buena, nos llevamos bien, tuvo una linda vida, compartimos mucho en los últimos años… Pero por más que estés lleno de frases, el corazón lo sufre. La terapia me apuntaló. Al estar tan estresado, el doctor Mühlberger me dio una mano enorme con la medicina, para que esté fuerte. Yo trabajo de gracioso, y es duro. Me iba al Bailando y venía de estar todo el día en el hospital. La gente no lo sabía ni tenía por qué enterarse del problema que yo tenía, por eso también necesitaba estar fuerte físicamente. Me acompañaron mis amigos, mi familia, mi terapeuta, mi médico. Fui tomando todo lo que tenía cerca para ir afrontando el momento. Y ahora estoy transitando esta otra etapa, que es súper reciente.
–Claro, ahora empieza otra etapa…
–Y sí, estoy esperando para volver a terapia. Igual, hablo con mi terapeuta por teléfono. Es un momento que hay que transitarlo, y acá estoy, de pie.
–¿Tu mamá conocía su diagnóstico?
–Sí, sí, estaba al tanto. Incluso, cuando supimos lo que sucedía respecto de la metástasis. Igual, lo que pedí fue que ella, al ser una persona grande, ante esta situación no recibiera una comunicación muy cruda, que no le dieran una sentencia. Que estuviese al tanto, porque el derecho a saber la verdad es propio, pero pedí que fueran amorosos, estuvo con su psicóloga, su médico, hablaron con ella.
–Hasta los últimos momentos estuvo bien, consciente. ¿Querés compartir lo que se dijeron?
–Eso ya queda más para la intimidad, en lo privado. Lo que sí te cuento que le pude decir todo lo que quería. Con mi mamá teníamos una re comunicación, no somos de esas familias en que hay cosas para decir a último momento. No había cuentas pendientes entre nosotros.
–Ustedes, juntos y solos, le dieron pelea a la vida…
–Sí, pero siempre desde un lugar donde ella tenía un sentido del humor muy parecido al mío. Nunca tiramos hacia el drama. Siempre la idea era pasarla bien, basándonos en el humor y con una actitud muy positiva.
–¿Cómo te permitís recordarla en estas primeras horas?
–En general, en la vida, voy viviendo el día a día. Hoy, por ejemplo, tengo ganas de estar en mi casa, y me quedo acá. No me exijo nada. Tenía la posibilidad, el sábado, por decirte un día, de no ir a la radio, y fui. Para esto también, entiendo, será el día a día. Es muy reciente. No puedo hacer evaluaciones.
–¿Te permitiste llorar?
–Sí, he llorado, tuve mis momentos. Pero prefiero procesarlo en la intimidad y no hacerlo público. Me llamó todo el medio, mis compañeros, artistas, periodistas, jefes; todos han estado muy presentes, así que estoy muy agradecido. Y la gente; desde las redes sociales, tengo miles y miles de mensajes, de personas que me vienen siguiendo en los veinticinco años que hace que trabajo, y eso te reconforta el alma. Es un mimo que, por supuesto, está bueno recibir.
–¿Ahora te sentís cuidado de una forma especial?
–Todavía no hice una evaluación tan profunda. En el último tiempo suspendí muchos trabajos y tengo mucho por hacer, tengo que retomarlos porque los tengo pendientes. Además, necesito dormir porque estuve pendiente del teléfono, y voy a tratar de bajar los decibeles.
Polino charló con Paparazzi y expresó sus sentimientos.
La última foto de Marcelo con su mamá.
Trabajar con Tinelli lo ayudó a superar el trance.