Ese portentoso morocho deslumbró en su primera aparición en la pista, no solo por el talento desbordante, sino también por su facha y ese físico impresionante, que despertó los elogios de Jimena Barón y de todos los televidentes.
Juan Manuel Palao marcó un huella en La Academia, donde se desempeña como bailarín de Romina Ricci. No obstante, no todo son rosas en el sendero del artista, que posee una historia de vida con bemoles y situaciones adversas.
El nacido en Rosario develó que padeció de discriminación por su tono de piel, así como por su condición de bailarín. Además, la irracionalidad de algunos ineptos lo sumió en agresiones físicas tremendas, hasta con la fractura de un brazo.
"Sufrí cargadas, sobre todo, pero hasta han llegado a quebrarme un brazo... Así como lo escuchás. Es fuerte, pero es así", detalló en una reciente entrevista con Teleshow. Un testimonio desgarrador.
En ese plan de navegar por las características de su niñez, Juan se animó a confesar lo que acontecía en esa época de su vida. "Y no era solo por mi tono, sino también porque yo bailaba desde pequeño. Eso les hacía pensar que a mí me gustaban los hombres, cosa que no es nada malo pero que en aquel momento también era un motivo para que me hicieran bullying”, narró.
En un ejemplo de los comportamientos deplorables, que se originan por una mala educación, Palao explicó: “Los chicos a veces son muy crueles con esas cosas. Y bueno, yo los padecía".
Más allá de esas circunstancias dolorosas, el artista continuó firme en sus convicciones y dispuso del apoyo familiar: "Sobre todo de mi mamá, porque mi papá estaba en Brasil. Pero ella no podía hacer más que hablar con la gente del colegio o charlar conmigo. Después, todo lo tuve que transcurrir yo solito. Y lo tuve que ir procesando por mí mismo".
