"El drama de Camila Salazar: vende todo por internet y se va del país". Apenas cinco meses después de que los medios se inundaran con ese título catastrófico y tremendo, la hermana de Luciana llena su instagram con fotos que se saca en las luminosas, brillantes, coloridas y alegres playas de Ibiza, en España. Una de dos: o su situación no era tan alarmante, o tanto ella como su marido protagonizan una de las transformaciones más grandes de los últimos tiempos.
En febrero de este año, la muchacha fue noticia por desprenderse de todas sus pertenencias con una subasta virtual y el anuncio de que se iba de la Argentina. La acompañaba, por supuesto, su marido, Juan Ignacio Meliton, con quien se casó en una ceremonia a la que no le faltó alguna que otra polémica con su mega famosa hermana, quien por entonces estaba enredada en una eterna historia de marchas y contramarchas con el economista Martín Redrado.
En plena cuarentena, la joven contaba que los dos estaban con muchos problemas para conseguir trabajo y que por eso habían decidido vender todo, juntar todo el dinero que pudieran e invertirlo en buscar nuevos horizontes. Se ve que juntaron una muy buena cantidad, porque el destino que eligieron no fue uno sencillito ni muy habitual: combinación de aviones mediante aterrizaron en Ibiza, España, uno de los balnearios más famosos de todo el planeta.
En diálogo con La Nación, Camila contó cómo les está yendo y cuáles son sus experiencias a 15.000 kilómetros de Buenos Aires, donde quedaron las familias y los amigos de los dos. "Hace rato que teníamos la idea de probar algo distinto y la pandemia nos terminó de empujar. Como la tecnología te ayuda a estar conectado con todo el mundo, nos animamos a la aventura de conocer lugares, culturas, tradiciones diferentes. Elegimos Ibiza porque es hermoso, por el idioma y porque vive la herana de mi marido. Cuando llegamos nos esperaba con paella y cervecita, imaginate".
En cuanto a como se ganan la vida, ya que se fueron a probar suerte a una de las ciudades más caras de la Madre Patria, contó que el marido "se dedica a las criptomonedas, mientras espera que le salga un proyecto que tiene que ver con la producción de radio y televisión. Yo soy sicóloga y mantengo mis pacientes online en la Argentina y también en otros países, porque esto me dio la posibilidad de ampliar el margen de maniobra. Además, sigo dando clases para la Universidad de Belgrano".
"Cuando terminamos de trabajar, por ahí nos cambiamos, o no, y nos vamos un ratito a la playa. Esto es una isla. Por el momento no estoy extrañando. Incluso lo hablé con mi sicóloga porque me pasa eso y siento un poco de culpa. A los que extraño son a mis sobrinos. Con Matilda hablamos siempre, la veo tan grande, quiere venir a visitarme, y cantamos, jugamos. Es morfable. Extraño también a mis otros tres sobrinos: Teo, Felipe y Máxima y a las hijas de mi marido", remarcó Camila. Sol, playa, arenas blancas, aguas turquesas, boliches de moda, fiesta. Del drama, ni recuerdos. Mejor.