Más de cuatro años de relación se merecían un festejo a la altura de su amor. El viernes 14, Virginia Gallardo, una de las actrices más queridas por colegas y por el medio, se casó por civil con Martín Rojas, el empresario hotelero que conoció en una producción para Paparazzi, y con quien construyeron una hermosa historia de amor. El camino, que comenzó a orillas del lago San Roque, con un flash fotográfico de por medio y con grabador esperando las declaraciones más impactantes de la rubia, donde el morocho, por su insistente pedido, fue testigo privilegiado –bajo la autorización de la integrante de Polémica en el bar, en las noches de América, por supuesto– de una sesión de fotos y posterior nota a la luz del sol, donde colaboró como respetuoso asistente, fue el puntapié inicial que se coronó con la firma de la libreta de casamiento, con amigos más cercanos y la familia, en un coqueto salón de Puerto Madero.
Un día después, la actriz fue y se mostró ante 150 invitados como la mujer “más feliz del mundo”.Y es que realmente lo estaba… y aplaudimos que se le notara a simple vista. Con la sonrisa más grande del mundo, una chispa inocultable en su mirada y el carisma que la caracteriza, el sábado 15, pasadas las nueve de la noche y con la garúa como incómodo protagonista, Vir hizo su entrada triunfal a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, bella, con un diseño exquisito, mientras su novio, ya marido, la esperaba ansioso en el altar.
Y en una ceremonia que incluyó risas cómplices con el sacerdote a cargo y románticas palabras entre los nuevos esposos, Gallardo y Rojas se consagraron como marido y mujer, ante los ojos de Dios y todos los presentes. Noche que no sólo disfrutaron en el recinto religioso sino que les deparó una fiesta a todo vapor. Literalmente, a todo vapor. En uno de los salones más coquetos de Capital Federal, en el Centro Costa Salguero, la fiesta que comenzó con un breve corte de luz mientras los invitados degustaban una selecta recepción y posaban en rincones temáticos, terminó siendo una noche tal cual la soñaron los novios. En cada uno de los detalles de la fiesta, que duró hasta las primeras horas de la mañana, estaba impreso el espíritu de los recién casados.
Para la intimidad. Entre la boda y el comienzo de la luna de miel pasó exactamente una semana. Durante esos días de brecha, la cuenta regresiva se hizo sentir, tanto como los días previos a que Virginia y Marto dieran el gran paso de su vida. En tanto, ella se presentó en el vivo del programa que conduce Mariano Iúdica, y él continuó con sus compromisos en la agencia de turismo que comparte con su padre. Y, con la llegada del ansiado fin de semana, las valijas encontraron horizonte… y tierra firme.
Los enamorados, finalmente, podían disfrutar a solas, después de consolidar su amor ante la ley y el catolicismo. Pero procuraron que los detalles del viaje se mantuviesen en absoluto secreto hasta el mismo momento en que se subieron al avión… es que querían vivirlo y saborear la escapada romántica en la más absoluta intimidad. El destino elegido fue Hawái, estado de Estados Unidos famoso por sus playas.
Allí se instalaron en Kaanapali, lugar paradisíaco caracterizado por sus aguas verdes y su paisaje de ensueño. Allí, esposa y esposo se distanciaron de la gran ciudad con temperaturas cercanas a los treinta grados, días de playa, bronceados progresivos y mucha pero mucha felicidad y pasión. Y sí, no es para menos, se casaron con todas las ganas y el descanso fue la frutilla del postre. ¿Se vendrá la búsqueda del bebé?
Virginia Gallardo y su marido en Hawái
Virginia Gallardo y su marido en Hawái
