Este lunes arrancó Bake Off Argentina y lo divertido de esta etapa es que todavía todo está por verse. Sin embargo, ya se empiezan a vislumbrar distintos estilos y dones de los 14 participantes a la hora de enfrentarse a los distintos desafíos que se les propone.
Por ejemplo, ya quedó claro que Hernán, el arquitecto de 35 años, empezó muy sólido, ganándose el título de “pastelero del día” dos veces consecutivas. Y quien protagonizó el primer mini desastre gastronómico fue Gabriel, que en su primer desafío técnico la pifió tan mal, que terminó pidiéndole perdón a Dolli Irigoyen.
La prueba no era fácil, tampoco imposible: la misma receta de Dolli para todos (merengue arrollado) y los mismos ingredientes para llevarla adelante en una hora cuarenta minutos. Cumplido el plazo, el jurado evaluaría los 14 postres a ciegas.
Y si ya se lo veía complicado al taxista de Berisso, oriundo de Chascomús, mientras se las rebuscaba para cumplir con la preparación, a la hora de la verdad recibió, como era de esperarse, una devolución a la altura de lo que presentó: un desastre.
“Es otro postre, es una deconstrucción”, dijo Pamela Villar, sorprendida con lo que veían sus ojos. Es que a Gabriel no sólo el arrollado le salió mal, sino que incluso no se dio cuenta de que la base de la receta tenía pedazos de papel adheridos.
“Choqué con un camión y ni siquiera le tomé la patente”, había adelantado el pobre Gabriel en el backstage, sabiendo que se iba a ligar una mala nota. “Si hubiera habido veinte participantes, quedaba en el número veinte”, agregó, consciente de que no había tenido un buen día.
"¡Es un chiste que te diga que chocaste siendo tachero! ¿Qué te pasó?”, le preguntó por su parte Damián Betular. “No sé. Puse todas las cantidades, seguí la receta, el tiempo del horno… Pero no salió nada”, respondió el participante. "Hay que prestar atención, hay que seguir la receta", lo retó el jurado.
“Lo único que me había salido bien al principio fue el merengue de abajo, el sequito, y quedó un pedacito de papel que ni me había dado cuenta que había quedado. Fue un día en el que no salió absolutamente nada”, terminó Gabriel, que mientras cocinaba, le dejó un mensaje a la creadora de la receta: “Dolli, ¡perdón! Después te llevo gratis”.