Bake Off volvió a la pantalla de Telefe, otra edición del reality que navega por las pericias de ciudadanos para cocinar tortas de alta calidad y sobre todo de enorme dificultad en la decoración y en el acabado final. Y a unas horas de su debut ya despertó polémicas.
Claro que el ciclo que conduce Paula Chaves tuvo una segunda temporada incendiaria, al nivel que se vieron forzados a grabar por segunda ocasión la final para quitarle el premio a Samanta Casais y entregárselo a Damián Basile. Todo por las denuncias de un pasado de profesional de la participante. Por eso se viralizó un caso muy particular, el de Paula.
Resulta que esta concursante dispone de un perfil en Twitter en el que vende sus tortas, entonces muchos fanáticos del ciclo la signaron de romper con las reglas del reality. Una cuestión que fue aclarada con el reglamento en la mano.
Paula comprobó que la pastelería no se erige en su sustento principal, dado que se desempeña como empleada en la UBA y la cocción la lleva a cabo en sus tiempos libres. Lo cierto es que esta joven de 29 años también dispone de una historia de vida singular, que se animó a compartir.
En una de las presentaciones del ciclo, la participante abrió su corazón para narrar las vicisitudes adversas que se le presentaron en el camino. “Estar en Bake Off es un mimo al alma porque tuve un año muy complicado. Pasé por tratamientos dolorosos y tuve muchas malas noticias en lo médico”, expresó.
En ese raid de emociones a flor de piel, Paula ratificó el viento de aire fresco que le significó la convocatoria al ciclo: “El llamado fue como ‘después de la tormenta viene el sol, tenés que enfocarte en esto y seguir adelante’”.
Para corroborar el amor por el arte de la gastronomía, la joven especificó: “La pastelería para mí es la salvación de mi vida. Es una excusa para juntar a la familia. Por ahí no tenés un peso, sacás algo del horno y es un regalo que le pusiste amor y dedicación”.
