Tras el enorme éxito de la segunda temporada de MasterChef, Donato De Santis armó las valijas, se zambulló en un avión y surcó los aires continentales hasta Italia, su tierra natal, para diagramar un hermoso periodo de descanso.
El chef no voló solo, sino que se trasladó al bello país europeo con su mujer Micaela. Así, Donato se instaló su ciudad de origen, Puglia. Desde ese destino paradisíaco, el cocinero compartió varias postales increíbles de esta etapa vacacional.
Esa estancia de distracción, de conexión con los lazos familiares quedó en el pasado, porque el chef retornó a la Argentina. Paparazzi encontró al jurado más amable, y con más onda, en las calles palermitanas y se entrelazó en un divertido diálogo.
A simple golpe de vista se percibe a un Donato en excelente estado, probablemente con una figura más definida que la que se vio en MasterChef. Por eso, el cronista indagó sobre esta circunstancia y el cocinero reveló: “Estoy comiendo menos, no hay otra dieta que la de comer menos y sacarse la ansiedad, si uno vive ansioso es imposible”.
Con ese tópico instalado en la conversación, surgió en escena la siempre original indumentaria que porta el italiano. Así, Donato describió su interés por lucir impecable: “Soy un coqueto. La ropa me la elijo yo, claro. Mucho es italiano, porque yo vivo allá buena parte del año, me siento cómodo por los cortes, que son distintos a los de acá”.
Y finalmente brotó a la luz un dato desconocido, dado que de Santis se animó a confesar la actividad física que elige para verse y sentirse bien. “Estoy haciendo pilates. Me encanta, porque realmente me da resultados”, contó el chef.
Inmiscuido en el relato de los beneficios de esa práctica, Donato profundizó: “Me ayuda para mantener la elasticidad, con la edad uno se va poniendo más durito y pilates ayuda estirar, a elongar, a hacer movimientos suficientes sin generar masa. Ya no quiero músculos, ya no tengo veinte años, necesito solamente mantener la máquina en funcionamiento”. Impresionante, ¿no?
IMÁGENES: CARLOS GONZÁLEZ.