No hay plata que compense algunos dolores, fortunas que permitan olvidar penas profundas ni millones que alcancen para cicatrizar ciertas heridas. Sin embargo, es preferible tener la cuenta bancaria bastante engrosada antes que verla un poco más escuálida. Parece el caso de Fernando Gago y Gisela Dulko, quienes en medio del escándalo que explotó entre sus manos pusieron a la venta "la mansión de la infidelidad" y la tasaron en un valor impresionante.
Como dicen las inmobiliarias, ahora al caserón hay que encontrarle "un novio". No se tratará, seguramente, de una tarea sencilla. Un poco por el costo de la vivienda, y otro por la historia que pesa sobre sus espaldas. Habrá que ver si los interesados se animan a ingresar a una propiedad sobre la que pesa una especie de "maldición", la de la traición y una pareja que voló por los aires.
Hay dos versiones en cuanto a lo que sucedió entre esas "4 paredes", un término que definitivamente le queda muy chico a los gigantescos y excéntricos ambientes que le dan vida. Por un lado, se dice que Gisela abrió la puerta, empezó a recorrerla y al llegar a uno de los cuartos encontró a su marido y a Verónica Lafitte, su mejor amiga, manteniendo relaciones.
La propiedad se encuentra en Los Castores 1, uno de los principales barrios del conglomerado de residencias exclusivas llamado Nordelta, que domina un amplísimo espacio ubicado en Tigre, al norte del conurbano bonaerense.
El caserón de 600 metros cuadrados está ubicado en el barrio Los Castores de Nordelta y fue tasado en 4 millones de dólares.
En cuanto a "nivel", Los Castores se ubica apenas por debajo de "La Isla", la zona más "exclusiva" de todo el complejo: allí, por ejemplo, tiene su mansión a todo trapo Eduardo Constantini, creador del emprendimiento, uno de los hombres más ricos de la Argentina y considerado, dada su fortuna, ya no un multimillonario sino un "billonario".
En Los Castores se han ido a vivir algunos famosos de enorme poderío económico y financiero como Marcelo Tinelli o el periodista Marcelo Longobardi.
Gago -que amasó su acaudalada posición jugando en Boca, el club argentino que paga los mejores salarios, y en Real Madrid, el equipo más poderoso del mundo- y Dulko, que acumuló buenas ganancias en su época de tenista profesional, no compraron uno sino dos lotes de 600 metros cuadrados en total. Allí construyeron su residencia llena de lujos y hasta "con calle privada".
Dispuestos a olvidar el tramo de su vida que se les volvió más doloroso (cuentan que ella está muy abatida por toda la situación y por el estado público que tomó el embrollo) es que pusieron la propiedad a disposición para vender.
El ya no está allí: vive con Verónica Lafitte (que abandonó a su marido, el abogado Martín Sierra) en una casa que alquilaron a otra integrante del chat de mamis. Mientras tanto, los dos esperarán novedades y embolsar, a pesar de todo, una cuantiosa suma de dinero: la casa está valuada en 4 millones de dólares. ¡Qué precio!