Muchos le reconocen a Marcelo Tinelli (59) su perfil familiero. Es común oír que al conductor le elogian su voluntad soberana de conformar con los suyos un círculo afectivamente sólido, pero por sobre todas las cosas, unido. Posiblemente por esa razón le haya resultado más fácil ensamblar a toda la comitiva, que creció ostensiblemente en lo numérico cuando él decidió comenzar a convivir con Guillermina Valdés (42).
El creador de Showmatchempezaba a compartir el mismo techo con la ex modelo con cuatro hijos de relaciones anteriores: Micaela, Candelaria, Francisco y Juanita, frutos de su amor con Soledad Aquino (madre de las dos más grandes) y con Paula Robles. Todos ya medianamente con conocimiento de la situación sentimental de su padre y con deseos de verlo feliz rehaciendo su vida en el plano sentimental, un aspecto que hasta el día en que se conoció con la ex de Sebastián Ortega y oficializó el vínculo, sólo se circunscribía a rumores de romances exprés.
Para Guillermina también representaba todo un desafío mudarse con Marcelo, ya que de su período amoroso con el productor de Underground nacieron Dante,Paloma y Helena, quienes, a diferencia de la mayoría de los Tinelli, transitaban edades tempranas cuando sus papis se separaron.
Entonces había que hacer los deberes correctamente, porque el deseo de dar el primer paso hacia un futuro juntos les demandaba tanto a Marcelo como a Guillermina una meta muy exigente: ensamblar una familia con siete hijos, con la necesidad imperante de, mínimamente, hacerlos sentir hermanos. Nada sencilla la consigna, pero con amor y, fundamentalmente, respeto, el propósito que se trazaron como pareja paulatinamente fue tomando forma. Un encuentro el fin de semana, una salida conjunta, vacaciones grupales y otras actividades actuaron como imán para ir acercando a los chicos, que si bien siempre mostraron predisposición para integrarse, tenían que ir rompiendo el hielo.
El secreto fue la claridad en los conceptos y la señalización del camino, a cargo de Marcelo y Guillermina: “Lo nuestro siempre fue muy simple, sin misterios. Tratamos de separar lo que es sus cuatro hijos con mis tres hijos y opinamos sobre uno. Eso es básico. Mis hijos tienen su papá y sus hijos tienen su mamá. Así nos fuimos ensamblando, con las cosas como son”,explicó la ex modelo, dando a entender que el proceso de ensamblamiento se fue dando paulatinamente, sin presiones y con respeto por las decisiones individuales. A la hora de la organización, tal vez lo que más intriga despierta por tratarse de una comitiva bastante grande, especificó que “como son bastantes grandes todos, porque la más chica mía tiene 14 y la más grande de él tiene 33, tenemos un chat grupal en el que avisamos: ´Hoy se hace almuerzo en tal lugar, ¿quién viene?’. Y no presionamos, sino hay una cuestión de por qué elegimos tal lugar”. La mujer de Marcelo lo admitió: “No es fácil”dijo, pero de a poco todo fue tomando el rumbo que deseaban tanto ella como Tinelli, quien sigue dando muestras de que para él, como para tantos otros, lo primero es la familia.
Guillermina dio detalles de cómo funciona la familia ensamblada
Ensamble de familia