Ya nada volverá al estado original, más allá de la reconfiguración del vínculo, las heridas tardarán en cicatrizar y el lazo invisible de confianza no lucirá con la misma robustez de antaño. La infidelidad digital de Mauro Icardi con la China Suárez selló a fuego a Wanda Nara, a pesar de la reciente reconciliación.
Todo el escándalo, que adquirió una magnitud insospechada, sigue latente, aunque con un efecto más tenue en comparación con el cimbronazo explosivo de las primeras revelaciones. El foco ahora se centra en las ramificaciones, en las secuelas que dejó el engaño del delantero con María Eugenia.
En una de las bifurcaciones del caso apareció un escándalo secundario. El fin de semana trascendió que el marido de Zaira Nara, Jacob Von Plessen, actuó como cómplice de Icardi en el vínculo clandestino de Icardi con la China. Todo salió de la boca de Amalia Granata: “El marido de Zaira habría sido cómplice del Wandagate, lo cubrió como cuñado. Me van a decir que es mentira, pero no. Ellas dos sospechaban esto”.
Esa bomba sacudió esquirlas por doquier, dado que implica una problemática familiar mayúscula. La teoría se basa en que Jakob aconsejó a Mauro y hasta algunos se animan a aventurar que lo ayudó a encubrirlo en un encuentro en persona con María Eugenia, durante un viaje relámpago de Zaira y Wanda a Milán.
Diversas fuentes del entorno de Zaira aseguran que todo esto generó una crisis profunda en su matrimonio y que construyó largas charlas álgidas para tratar el tema y aclarar el rol de Von Plessen en la infidelidad de Mauro con la China.
Incluso, se conocieron algunos detalles del tenor de esas discusiones. Parece que Zaira se le plantó a Jakob con una postura intransigente en búsqueda de toda la verdad, que el intercambio de opiniones alcanzó un grado de ebullición tremendo durante el viaje familiar al campo. El principal cuestionamiento de Nara se centra en el dolor que la inunda en su ser por la actitud de su marido de ayudar a Icardi en algo tan horrible para ella como el engaño de pareja.
Un allegado a la modelo contó: “No se van a separar, pero el fin de semana la pasaron feo. Ella está en una crisis con su marido bastante importante por lo que pasó con Mauro Icardi. No puede creer que se haya metido allí". Tal vez las consecuencias del Wanda Gate sean mayores de lo imaginado.