El sol, la playa, la arena blanca y un imponente mar. Nada se acerca más al paraíso que esa postal, que en este caso lejos está de tratarse apenas de una fotografía, sino que forma parte de la cotidianeidad, de la vida misma. Fernando Burlando y Barby Franco disfrutan de todo este contexto maravilloso.
Claro, la pareja aprovecha a full la posibilidad de disponer de una mansión increíble en Punta del Este, esa propiedad que posee el letrado hace muchos años y que se ubica más precisamente en Punta Ballena, una localidad cercana, apenas a 15 kilómetros de la ciudad balnearia más famosa de Uruguay.
Ese hogar fastuoso se emplaza en una zona privilegiada, por la inmediatez a lugares icónicos como la Casa Pueblo, esa edificación íntegramente blanca tan famosa, y ni hablar por las beldades del entorno natural bellísimo, que se caracteriza por ese océano hermoso.
En cuanto a los argumentos que estimularon a adquirir esa casona, Burlando explicó en una entrevista a un medio local: “Realmente tengo varios motivos para elegir esta ciudad: es el lugar en el que compartí los momentos más felices de mi vida con mis hijas en la playa. En muchos lugares del mundo te llevan a hacer tours para ver los mejores atardeceres como en Grecia, pero la gente no se da cuenta que el mejor está acá. Todos los días es una verdadera postal”.
En los últimos días, Barby compartió un container de material de ese lugar en el mundo, ya que ahí se trasladaron para transitar por un periodo de distracción y relax con Fernando y también aprovecharon para festejar el cumpleaños de la bailarina.
Dentro de las características de la propiedad se destaca la luminosidad, generada a partir de unos ventanales kilométricos, al punto que emulan paredes enteras de vidrio. Además de un deck de madera muy espacioso, que se erige en un ambiente perfecto por su conexión directa con la playa,
Justamente sobre ese puente con la arena, Burlando contó: “Nosotros disfrutamos mucho de este lugar y de la gente de Uruguay, cuento con grandes amigos acá. Tengo muchas visitas. Los recibimos a todos con los brazos abiertos”.
La mansión cuenta con una configuración de dos plantas, con todos los ambientes entrelazados con el aire libre por los cristales. El blanco se constituye en el gran protagonista, así como un amoblamiento muy moderno y funcional.
Y en el jardín luce una pileta hipnótica, porque está construida con diferentes niveles de profundidad, lo que permite por ejemplo la instalación de una mesa para mojar los pies, así como otro sector para nadar a pata ancha.