Como si se tratase de un caso policial que reconstruye los hechos de manera pormenorizada. Como si un guionista mostrase el paso a paso de la cadena de sucesos. Así anda el Wandagate, que a cada minuto aporta un nuevo dato para describir con detalles todo lo que aconteció entre Mauro Icardi y la China Suárez.
De esas primeras versiones de una simple, y liviana, relación digital a un encuentro físico en un hotel mil estrellas en París, para lo cual el delantero armó toda una ingeniería para evadir el control de Wanda Nara. Ahí aparecen personajes secundarios, pero decisivos en esta trama.
En los últimos días quedó en claro que Jakob Von Plessen, el marido de Zaira Nara, participó del engaño, claro que de una manera involuntaria como una especie de cómplice o guardador del secreto, porque la noche de placer sucedió mientras su mujer y Wanda viajaron a Milán.
Pero eso no fue todo, porque ahora salió a la luz un hombre clave, una persona de confianza de Mauro que lo ayudó a cubrir sus huellas, a pensar maniobras de distracción y que actuó como un eslabón decisivo en la infidelidad.
Yanina Latorre describió la gravitación de un polista en todo este entuerto y sostuvo: “La complicidad viene más del lado del polo que del fútbol. Icardi no contaba esto en el vestuario, después lo hizo, pero primero no dijo nada”.
Para terminar de explicar con todas las letras quién es el cómplice de Icardi, Yanina exclamó: “Se llama Facundo Llorente y es la persona que cubría a Mauro. Mirá que amigos tiene Icardi”. Así quedó en claro que este deportista ofició como una voz de consulta en todo el engaño que pergeñó Icardi y que concretó, a medias, con María Eugenia.