Mica Viciconte y Fabián Cubero no dan más de la emoción y de la ansiedad. Porque dentro de unos meses tendrán en sus brazos a su primer hijo juntos, Luca, un bebé muy deseado por los dos que llega en el momento justo, a cuatro años y medio desde que se pusieron de novios.
Pero, sobre todo, un deseo de Mica, que siempre tuvo claro que quería ser mamá. “Lo hablé ni bien lo conocí. Era algo que él sabía que quería. Y se lo pregunté porque como tenía tres nenas estaba en todo su derecho de no querer más hijos”, contó la marplatense a revista Caras.
El tiempo pasó y llegó el momento de poner el tema sobre la mesa. “Le plantee el tema y creo que le cayó mal la comida. Me dijo: ´Bueno, busquemos el año que viene´ y le contesté que no, que mejor este año”, dijo Mica, que no sabía si iba a ser tan fácil la búsqueda, porque nunca lo había intentado.
Con el sí de Poroto para ir por el bebé, la modelo empezó por informarse con médicos y a darse las vacunas antes de buscar el embarazo. Y reconoció: “También me hice un estudio que, no voy a mentir, no dio ciento por ciento bien. Había una posibilidad de que, si no llegaba el embarazo, tener que hacer un tratamiento. Eso me estresó”.
Después de mucho hacerse la cabeza, la pareja viajó a Cataratas del Iguazú, donde finalmente, al olvidarse de todo, ella quedó embarazada. “Ahora me siento bien, pero la pasé horrible en los tres primeros meses. Tuve vómitos y mucho cansancio. Me quedaba dormida, no aguantaba”, recordó.
De todo lo que vivió en estas semanas tan emocionantes, Viciconte destaca cuando se enteraron el sexo del bebé en un examen genético. “Yo quería que fuera nena, más allá de que uno siempre desea que el bebé sea sano y esté todo bien. Pero Fabi quería un nene”, aclaró.
Mica contó que no se pudo aguantar y que escuchó sola el audio del médico anunciándole que iban a tener un nene. “Cuando escucha que es varón, juro, nunca lo ví así a Fabi. Llorando a más no poder. ´Vamos, no lo puedo creer, es un nene´, me dice. Esa noche salimos a cenar para celebrar. Así que bueno, ganó él”.
La guardavidas se mostró asombrada del torbellino emocional que está atravesando: “Es tremendo. Soy una persona bastante fuerte o lo era, porque ya no sé ni quién soy. Hoy me la paso llorando. Todo me afecta y estoy muy sensible. A veces no sé ni por qué lloro. Espero que cuando pase esto vuelva mi personalidad”.
¿Y Cubero? Feliz de la vida. “Estamos consolidados y también muy ansiosos con la llegada de Luca”, aclaró, dando a entender que se muere de ganas de conocer a su futuro hijo, ya que le encanta ser padre.
“Yo con las nenas estoy súper embobado. Mis hijas son increíbles, las adoro, pero también fue lindo saber que venía el varoncito. Creo que este bebé llega para afianzar aún más la familia y fortalecer la pareja. Es un momento lindo, después de cinco años de amor”.
¿Planes de casamiento? Según ellos, todavía no forman parte de su horizonte. “Nunca deseamos casarnos y no es algo, por lo menos para mí, necesario. Tampoco algo con lo que sueño”, remató Micaela, contundente. Por ahora, con Luca en camino, el compromiso es más que suficiente.