Hace un tiempo se filtró que el affaire de la China Suárez con Mauro Icardi cayó pésimo en Chile, más precisamente en Isabel Luco Morandé, quien ya había manifestado su indignación por el modo en que terminó la pareja de su hijo Benjamín Vicuña.
La chilena no le agradó en lo más mínimo la decisión del actor de intentar subsanar el vínculo, con la compra de una mansión en un country mientras que la actriz continuaba con un posible romance con Nicolás Furtado. Todo eso activó la profundización de la relación de María Eugenia con su suegra y se concluyó en que nunca se profesaron una afinidad real.
Claro que la lejanía de esa ruptura de Benja con la actriz pareció calmar las aguas, aquietar las investigaciones. Empero, el caso se reabrió con la revelación de la tajante decisión que tomó Isabel y principalmente el modus operandi que ejecutó contra la China.
A través de la información vertida por Cora Debarbieri, en A la tarde, se pudo reconstruir la determinación dura, y algo extraña para una madre de un adulto como Vicuña, que adoptó Luco Morandé. “Tres representantes legales fue lo que puso Isabel para que de alguna manera lleguen a un acuerdo con la separación de bienes”, contó la panelista.
Mientras que un periodista chileno agregó más detalles de la influencia enorme de la chilena en la separcaión: “Lo que a ella le importa, y como una buena matriarca, es proteger los bienes de la familia Vicuña, fue la artífice de la buena repartición de bienes”.
Y para terminar de rearmar el rompecabezas surgió la verdad sobre el vínculo de Isabel con la China Suárez, dado que el comunicador trasandino aseguró: “Lo que se comenta acá es que la China Suárez no era una mujer de confiar para esta señora, la relación entre ellas no era de las mejores”.