Además de ser llamada "el terror de los maridos", a la doctora Ana Rosenfeld se la podría considerar también "la mujer que hace temblar a los realities": desde su flamante condición de panelista de LAM, la abogada desenmascaró los contratos que ese tipo de programas les hacen firmar a los participantes. Sin vueltas ni medias tintas, los calificó de "terroríficos" y "leoninos" y se apiadó de los "jugadores". "Pobre gente la que accede a esas condiciones", dijo.
En el programa de las noches de América -en el 13 era Los Angeles de la Mañana, ahora quedó nada más que la sigla de tres letras- discutían acerca de la intempestiva salida de Leo García del Hotel de los famosos, la competencia de "supervivencia" que pone al aire la emisora de Constitución en su prime time. Una de las quejas del cantante era que todavía no había recibido ningún pago por su participación en el ciclo.
"Es raro eso que pide, porque en el acuerdo al que llegan se dice que cobran por primera vez a los 90 días de terminar su participación en el juego", informó Rosenfeld, quien enseguida admitió que había tenido acceso directo a uno de los contratos. "No voy a dar el nombre, pero sí, estuve leyendo uno", contó la abogada.
"Cobrás por primera vez a los 90 días de haber terminado tu participación. Para mi se junta un staff de abogados a ver qué pueden prohibir. ¡Prohiben todo! Son contratos leoninos y terroríficos", aseguró Rosenfeld.
Entonces, no tuvo problema en asegurar que son contratos "leoninos y terroríficos desde la primera claúsula hasta la última. Terribles. Para mi que se juntan un staff de abogados y dicen "a ver cuántas cosas les podemos prohibir a estas personas". Yo tuve los primeros juicios contra Gran Hermano, y se ganan y se cobran porque los contratos son así como digo".
"Pobre gente los que lo firman. Algunos lo hacen por necesidad y otros por ignorancia. Ha habido casos, como algunos en Gran Hermano, que firmaron sus contratos estando ya en el juego. Es decir, aislados y sin un abogado al lado que les dijera esto sí o aquello no", enfatizó la letrada.
Para Rosenfeld, un hecho delicado es que "los participantes ceden todo sus derechos, su imagen, todo por una suma de dinero que cobran en un principio, pero incluso cuando salen del programa hasta por 90 días no pueden trabajar de lo suyo. Los contratos no son tan estándares porque se siguen repitiendo los errores. Cedés tu imagen, tu cara, tu persona, todo... eternamente. Ellos pasan a ser dueños exclusivos tuyos por ningún precio. O por el único precio que pactás al momento de firmar el contrato. Es decir, duraste una semana cobraste un montito por una semana pero vos le cediste tus derechos y tu imagen no solamente temporal sino espacial, o sea para siempre y en cualquier parte del mundo".