Quizás para ocupar una parte de todo el tiempo libre que tienen, los jóvenes cool desarrollaron un talento especial para encontrarles títulos nuevos, pitucos y paquetes a cosas que ya tenían nombre. Al tradicional pasamanos de ropa usada que toda la vida se llamó "feria americana", Lucía Celasco y dos de sus amigas decidieron ponerle "moda circular" y se embarcaron en un proyecto que al cabo de 8 años pudo abrir su primer negocio.
El local queda en Palermo (¿En qué otro lugar podía estar, no?) y tiene un horario de atención bastante particular: abrirá de martes a sábados de 15 a 20. Sí, de tres de la tarde a ocho de la noche. Todas las mañanas de la semana más los domingos y los lunes enteros, cerrado. No está nada mal para aquellos que consigan un trabajo allí. Van a descansar más que el promedio de los laburantes. Si la remuneración es piola, aplausos para la nieta de Susana y sus dos socias.
Las chicas que acompañan a Lucía se llaman Micaela Fernández y Chari Belerenian y desde el primer momento contaron con el apoyo y el consejo justo y apropiado de Susana Giménez, quien viene avalando a su nieta en cada una de sus aventuras y de sus emprendimientos, y cada tanto se cruza con la muchacha. La marca que manejan las tres es "The Vintage Hole" y hace un puñado de horas se dieron el gusto, después de hacer mucho "showroom", de abrir el primer negocio de la companía.
"Al principio era una feria de ropa que hacíamos entre nosotras. Básicamente, lo que hacíamos era intercambiar prendas que ya no usábamos, por el motivo que fuera. Prendas que estuvieran en muy buen estado, por supuesto. Un día se nos ocurrió que las podíamos empezar a vender para darle una segunda oportunidad a las prendas y así hicimos nuestra primera feria vintage en mi casa, fue en 2013" le contó Celasco al portal Infobae.
"Un poco la idea es ser más conscientes en el consumo y sus consecuencias. Creemos que comprar ropa usada es darle una segunda vida útil a las prenas y valorar el producto en sí, consiguiéndolo en perfecto estado a la mitad de su precio", remarcó la muchacha, que además aclaró que ellas mismas se encargan de poner cada prenda "en condiciones de ser vendidas".
"Hace un tiempo había menos opciones de este tipo y no existía el furor por la moda ecológica. Nos sentimos un poco pioneras, aunque para nosotras arrancó como un hobbie en la idea de que haya un vinatage que esté copado. Cuando investigamos supimos que formamos parte de un movimiento mucho más grande. Nosotras vendemos prendas sin uso de temporadas anteriores y ropa usada de marcas premium o con un solo dueño anterior y en perfecto estado, lo que te obliga a hacer una curaduría exigente", enfatizó Celasco, casi casi con la rúbrica de Susana.
