Las risas, las emociones, los abrazos, el baile para expresar la felicidad de semejante acontecimiento. Jorge Lanata y Elba Marcovecchio experimentaron una velada de ensueño, de esas que marcan a fuego en el inconsciente, que se estacionan para siempre en el corazón.
La boda del periodista y la letrada paralizó a la industria del espectáculo, por la figura del comunicador, por la fastuosidad del evento, que se desarrolló en el mismo predio en el que tiraron la casa por la ventana Stefi Roitman y Ricky Montaner, y por los invitados de lujo.
Nadie se imaginaba que la celebración se transformaría en un caldo de secuelas polémicas, como la que se activó a partir de la corroboración de un contagio positivo de la novia en coronavirus, así como de la hija mayor de Jorge. Esto desató la preocupación por los 130 invitados que acudieron al salón y compartieron el espacio cerrado con las dos mujeres que contrajeron la enfermedad.
Otra de las derivaciones urticantes se centró en la ausencia de Fernando Burlando en el casamiento, lo que activó la investigación de los medios y la que provocó la reacción furiosa de Elba. La letrada se hartó de las presunciones y salió a explicar el verdadero motivo: "Cuando empecé a salir con Jorge Lanata, me dejó de pagar. Esto fue prácticamente un año así y yo le dije que me iba".
Y ahora se suma un capítulo más, otra bifurcación de la boda que trajo aparejada una ola de cuestionamientos. En este caso se trata de la tapa de una revista que ubicó a Elba y Jorge en la portada y para lo cual le imprimieron un notorio retoque digital.
Tal grado de variación de los rasgos de la abogada que las redes sociales explotaron con las críticas y la mayoría de las voces de los usuarios coincidió en que está irreconocible, que prácticamente parece otra persona.