Dicen que el periodismo es una profesión de riesgo, y lo que le pasó a Cecilia Insinga -movilera de TN y Canal 13, gran profesional, excelente compañera de laburo y, además de todo eso, esposa de Diego Brancatelli- lo confirmó en vivo y en directo. Mientras hacia una nota para el noticiero de los mediodías, tuvo un percance que hizo temer por su integridad luego de que aterrizara directo en el piso. Por suerte, se pudo levantar solita, se mató de risa y hasta su polémico marido "celebró" el suceso.
Insingna recorre todo el ámbito metropolitano y buena parte del país cubriendo notas para las dos emisores, hermanadas en el conglomerado que se mueve bajo la órbita del Grupo Clarín. Está considerada una de las mejores movileras de la televisión argentina y muchos televidentes reclaman para ella un lugar de mayor valía en los estudios del canal, algo como lo que logró Sandra Borghi, que gastó taco y suela en la calle y hoy conduce el noti junto a Luis Otero.
Precisamente ella, que hace poco abandonó al Pollo Alvarez para concretar "uno de los mayores sueños de mi carrera proefesional", le había dado paso a ella para que desarrollara su nota en un centro de protección de animales. La cosa "fluía con total normalidad", el reporte no iba a ganar un premio pero estaba correcto y acertado, hasta que sucedió algo extraño que tampoco hará que se lleven un galardón pero conseguirá que el momento y las imágenes sean eternas.
Cecilia dio "el mal paso" -no hablamos del casorio con Brancatelli, sino del tropiezo que sufrió mientras se movía- y como el lugar donde estaban haciendo la nota era reducido y un tanto incomodo para moverse con cámaras terminó llevando su humanidad contra el frío piso del lugar en donde estaban haciendo la nota. De repente, en el estudio todo fueron caras de preocupación.
Incluso, eso no fue todo. El desequilibrio de Insinga "contagió" a una persona que estaba al lado suyo colaborando y participando también de la entrevista. De buenas a primeras se vio a otra mujer trastabillando y perdiendo el control de su cuerpo, impactando también contra el suelo. Las caídas en pleno ejercicio de la profesión ya eran dos. En el estudio crecía la incertidumbre.
Otero, hay que decirlo, se mantuvo imperturbable. Ni se mosqueó. Conocedor de las viscisitudes del laburo periodístico, sabe que estas cosas pueden ocurrir. Sandra Borghi pareció quedar al borde del colapso, y recién recuperó la calma cuando advirtió que las dos se levantaban y superaban la caída a carcajadas. Lo mismo hizo Diego Brancatelli, quien aprovechó su cuenta de Twitter para escribirle a su mujer que "un tropezón no es caída". Claro, porque el porrazo no se lo dio él.