Divina, impoluta, preciosa y siempre impecable. Pampita se erige en una esfinge, una de esas figuras siderales que marcan tendencia a cada paso, que se entrelazan con las novedades de la imagen, de la vestimenta y que se constituyen en un faro.
La exposición altísima de su vida la impulsa a cuidar todos los detalles, por más mínimos que luzcan y por eso se entrega a una gama variada de procesos, de técnicas para brillar como ella quiere, más allá que ya no es necesario mantener ese tipo de exigencia por los avances de la sociedad, que no focaliza con ahínco en la banalidad.
Claro que Carolina Ardohain igualmente procura conservar la pulcritud, sobre todo en este presente de tanta visibilidad para su carrera profesional, con la irrupción de uno de sus primeros proyectos grandilocuentes como la conducción de un tanque del prime time en la pantalla de eltrece.
Lo cierto es que Pampita acudió a una procedimiento dental, en la búsqueda de blanquear sus piezas y para eso eligió, como suele hacerlo, las manos de su hermano Guillermo, quien la atiende hace añares. Entonces, la ex de Benjamín Vicuña se acercó al consultorio de su familiar.
Lo llamativo se centró en el horario, porque Carolina se entregó a esta técnica a las once de la noche y se filmó durante una porción del trabajo, sin pudor a exhibirse con la incomodidad de estar con la boca abierta de par en par con los implementos médicos.
Pampita prendió la cámara de celular y registró todo, como esas frases de su hermano: "Todo sea por tener los dientes blancos". En tanto que se la escucha decir, con la dificultad del caso, que el accionar del profesional no implicaba ninguna molestia:"¡No duele nada!".