Ya no se puede ocultar el sol con las manos. A pesar de los esfuerzos desmedidos por continuar en el ostracismo y evitar la oficialización de un romance que data de años, Marcelo Gallardo y Alina Moine no logran contener la catarata de pruebas que brota a diario.
El entrenador de River Plate y la periodista de ESPN nadan en las aguas de un enamoramiento, una química que proviene de hace mucho tiempo y que todavía procuran negar, desmentir. Claro que pululan indicios contundentes de su amor, como esas fotos del Muñeco en el living de la comunicadora.
Ni hablar de ese documento que emitió la institución de Núñez para los periodistas que cubren al equipo, en el que le exigían referirse a Geraldine La Rosa como la madre de sus hijos o su ex esposa. Una confirmación de que tramitan el divorcio hace varios años.
Ahora, Gallardo y Alina fueron descubiertos in fraganti en un viaje romántico a Europa, donde se trasladaron para compartir días en el anonimato y disfrutar de la pasión. Claro que en el viaje estuvieron con una comitiva de dirigentes de River y así se filtró la información.
Débora D’Amato aportó detalles de esa escapada al Viejo Continente y contó: "Estuvieron juntos en París, donde vieron la final de la Champions, y en Mónaco, para observar la Fórmula 1. Ella estaba con las mujeres de los dirigentes de River pero no salió en ninguna foto".
Esa decisión de evitar que Alina apareciera en las imágenes desató una problemática en la pareja. Al menos por lo que narró la periodista: “Ya está harta, tiene un poco de razón, la verdad. Hay un solo responsable en esta situación fea entre Geraldine, su ex, y Alina, el responsable es él. Hay un mensaje muy ambiguo, no hay fotos, pero justo desaparecieron y aparecieron en el mismo momento de sus trabajos”.