El amor rompe fronteras, no conoce de limitaciones. Así lo experimenta Karina Gao, esa cocinera oriental de tremendo éxito en la televisión argentina, quien se lanzó a escuchar su corazón y no se detuvo en las tradiciones chinas al casarse con un francés.
La chef que brilló en Flor de equipo, y también en Cocineros argentinos, aterrizó en este país a los nueve años, por la búsqueda de horizontes y oportunidades de sus padres. Así que la cultura china la acompaña desde siempre, es parte troncal de su desarrollo.
En todo ese contexto, Karina sorprendió a propios y extraños por una arista natural de la vida, el amor. Ese que encontró en París, con un ingeniero llamado Dominique Croce, quien la maravilló y con quien se lanzó a la aventura de construir una familia. Aunque no resultó sencillo.
En cuanto al momento en que se topó en el camino con su novio, Gao relató: “Fue mientras cursaba el último año del master en París. Nos hicimos amigos y luego algo más. Me volví a Buenos Aires pensando que había sido sólo un amor de verano, pero me escribió para decirme que quería venir a verme y me pareció genial”.
A lo que le agregó la complejidad del asunto: “Quería presentárselo a mis padres, aunque Dominique no fuese chino”. A la hora de describir los contratiempos culturales, la chef admitió que sus padres deseaban que se enamorara de un chino.
“Siempre esperaron eso. De hecho, antes de que yo viajara a Francia varias familias se reunieron con papá para proponerle a sus hijos como mi futuro novio. ‘Nos encanta tu hija, estaría bueno que se conociera con el mío’, decían. Incluso le dijeron ‘estamos dispuestos a sponsorearle el viaje a Europa’. Era una buena candidata”, contó.
Hasta que narró cómo fue esa especie de convencimiento a sus progenitores de su decisión personal: “Uff. Fue tremendo [risas], aunque ya lo intuían. Un día papá me dijo: ‘Busqué en Internet y encontré un estudio que dice que el 80% de las relaciones internacionales no terminan bien’. Yo le contesté: ‘Si toda mi vida me dejaste decidir por mi cuenta, ¿ahora no vas a confiar en mí, justo en la decisión más importante?’. Ahí lo entendió un poco más”.
Y en esa entrevista con la Revista Hola, Gao detalló la charla con su madre: “La convencí con la desesperación. En China, no está muy bien visto que una mujer de 25 años aún no esté casada”.