Con el frenesí mundialista a cuesta, Antonela Roccuzzo trastocó su cotidianidad en París y se cruzó el planeta para instalarse en Qatar y alentar a su esposo Lionel Messi en todos los partidos de la Copa del Mundo. Empero, ahora dejó Doha y retornó a tierras francesas.
Aprovechando los días libres de la Selección Argentina entre la victoria frente a Australia y el duelo decisivo frente a Países Bajos, la rosarina se subió a un avión para cumplir con una actividad muy hogareña y totalmente especial para sus tres hijos.
Antonella dejó atrás el Mundial y se trasladó raudamente a Francia, para sumergirse en otro clima, con el invierno como protagonista, y zambullirse de lleno en el armado del árbol de Navidad. Una tradición que evidentemente la moviliza y la enternece.
Tras muchas horas de trabajo, por el tamaño sideral del pino artificial, Roccuzzo decidió retratar todo ese espíritu que la inunda, que le recorre las venas por las vibraciones de brindarle un toque mágico a Ciro, Thiago y Mateo y se sacó varias fotos en el living de la mansión en París.
Con la apertura de una rendija a su intimidad, la esposa de Messi permitió dimensionar todo el amor que le imprimió a la tarea y sobre todo dilucidar los adornos muy modernos, de extrema factura, con los que vistió el árbol, que mayoritariamente se monta el ocho de diciembre.
Con una sonrisa en el rostro, y una postura muy relajada que incluyó mostrarse en medias, Antonella escribió en el posteo de su perfil oficial de Instagram: "Lo importante es no dejar de soñar nunca". Una publicación que cautivó a miles y provocó una catarata de comentarios y reacciones.