"¡Lloren, chicos, lloren!". Disfrazados de payasos, los vendedores de chupetines, barquillos, golosinas o juguetitos suelen ser la pesadilla playera de padres, abuelas, tíos o padrinos: cuando pasan tocando pito, flameando banderas y blandiendo ese grito los adultos deben soportar que hijos, nietos, sobrinos o ahijados se "estanquen" y pidan, a gritos, un cucuruchito, un chocolate o una gaseosa. Como si hubiera visto pasar a "It", Zaira Nara tuvo que soportar el berrinche interminable de Viggo, su nene, en una de las playas top de Punta del Este.
Decirle Viggo, en realidad, es una falta de respeto. No para el gurrumín, que es precioso, divino y querible hasta cuando se pone revoltoso. Para él todo nuestro afecto, nuestro cariño y nuestros deseos de que pase una infancia feliz. Resulta una afrenta para los padres, la mannequen de elite Zaira Nara y el aristocrático empresario Jakob Von Plessen, que se mataron pensando cómo llamarlo y le pusieron Viggo Silvestre Barón Von Plessen. ¡A la flauta! El simpático y entrañable Viggo, mejor llamarlo así, tuvo un enojo más largo que pronunciar su nombre. Y la mami se lo bancó como una campeona.
Son, para ella, las primeras vacaciones de verano "sola". "Sola", se sabe, es apenas una forma de decir: después de mil cabildeos y un millón de cavilaciones, Zaira, una de las morochas mas admiradas y deseadas de la Argentina, terminó por admitir que está "en una" con Facundo Pieres, un muchacho que no es muy conocido de cara pero que -como el nene- tiene un nombre muy famoso: fue novio de Paula Chaves, después se casó con otra mujer, se separó y ahora es la pareja de la hermana de Wanda, nada más y nada menos. Evidentemente, le tiran las famosas.
Chaves, que forma junto a Pedro Alfonso una de las familias mejor armadas y más consolidadas del ambiente artístico, montó una bronca terrible porque su gran amiga Zaira -madrina de uno de sus hijos, además- se puso de novia con el único ex que se le conoce. "¿Habiendo tantos hombres justo a él te fuiste a enganchar?" gritó Paula llenísima de furia. Ni siquiera ese llamado es comparable con el ruido que hacía su hijo en medio de una tarde de arena, sol y mar.
Para colmo, Zaira había elegido una playa "medio desértica" para no tener muchos problemas ni con ocasionales compañeros de tarde que quisieran acercarse para pedirle selfies o autógrafos o con fotógrafos dispuestos a sacarle "la foto del verano". No había gente en varios metros a la redonda. Sin embargo, a Viggo no le hizo falta la presencia de una muchedumbre para desatar su cólera.
"Bueno, bueno, ya está". Con eso no alcanzó. "Dale, listo, dejá, no grites más". Tampoco. "Pero por favor, calmate, quiero estar tranquila". Menos. Nada fue suficiente. Nada no. Ninguna palabra mejor dicho. Zaira, que estaba cómodamente sentada, tuvo que pasar del discurso a la acción, se levantó y acunó en sus brazos a "su bebé", convertido en ese momento en una suerte de King Kong de 80 centímetros y 25 kilos. Fue y vino con él sobre el pecho. A diferencia de lo que le pasó al Dibu Martínez en la Copa América del 2021, ganada por la Argentina como el mundial de Qatar y la finalissima de Wembey (¡Tomá, Brasil!), Zaira "lepudohacéupa" a Viggo, y así lo calmó.
¡Descansen, mamis, descansen!
Las peripecias de Zaira Nara para calmar el berrinche de su hijo Viggo
IMAGENES EN PUNTA DEL ESTE: RS FOTOS.