"Los que se odian, en el fondo se aman": con esa máxima como mayor argumento, decenas de seguidores de Gran Hermano se preguntan qué tipo de relación tienen Laura Ubfal y Alfa, quienes pasaron de ser máximos enemigos a personas que fueron limando asperezas y acercando posiciones hasta volverse taaaan cercanos que ahora se permiten cruzar bromas, aceptarse gestos pícaros y sacarse un sinfín de fotos juntos.
En realidad, Alfa no tenía ni idea de lo que sucedía al otro lado de la Casa de Gran Hermano. Durante los 4 meses que pasó encerrado entre esas cuatro paredes, la Ubfal fue una de sus principales opositoras, marcando y remarcando cada una de sus actitudes incorrectas. Hay que reconocer, en ese punto, que la periodista estaba en lo cierto. El participante tenía algunas expresiones y algunos gestos -con las mujeres y con Ariel, básicamente- que eran para morirse.
Cuando salió del juego eliminado en un titánico duelo contra Romina, Alfa fue puesto en autos sobre la crítica implacable y permanente que hacía Ubfal sobre él. Apenas tocó el piso del Debate, donde ella es una de las principales bastoneras como integrante de un panel potente y eficaz, al experimentado jugador oriundo de San Isidro le avisaron que la rubia se la tenía jurada, y que iba cargar contra él.
Entonces Alfa activó el "protocolo de seducción" y devolvió con una sutileza o con una palabra dulce o con un gesto gentil a cada "misil" que le tiró Ubfal. Y de a poco, aquel rictus hormigonado que mostraba ella empezó a darle lugar a las sonrisas, a los ojos iluminaditos y a las muecas de satisfacción. La faena del hombre galante había completado con éxito la fase uno.
Pero después hubo más. Empezaron la fotos. Y además de las fotos, los besos. Alfa siempre se mostró sonriente y dispuesto a hacer buenas migas con una de las periodistas de espectáculos mejor informadas y más rigurosas del país en el chequeo de la data, que ya no era su más firme detractora y empezaba a ser, de alguna manera, una suerte de aliada no incondicional pero que le daba la razón en unas cuantas afirmaciones.
Hasta los compañeros de panel, con los que protagonizó varios y variados cruces a lo largo de todos estos meses, empezaron a bromear con la chance de que "pase algo más". "Yo encantado", tiró él. "Hay Alfa, qué decis", se permitió jugar ella. Y como el "dale que va" fue creciendo y sumando capítulos, los comentarios cruzaron las fronteras del estudio de televisión y se instalaron entre la gente. "Che, pero qué pasa entre estos dos" es la pregunta que por estas horas se hace todo el mundo. Por ahora no hay nada. Pero como decía Marcelo Araujo en sus inolvidables relatos fuboleros, "por ahora, solamente por ahora".
