Terminada la temporada teatral de Casados con hijos, que fue un éxito pero no resultó "la revolución" de público y de fervor que se esperaba antes de la suspensión por la cuarentena, Luisana Lopilato abandonó la Argentina para acompañar a su marido a un destino poco usual para un artista nacido en estas latitudes: la actriz y el cantante canadiense Michael Bublé se fueron con sus hijos a Suiza, donde él dará una serie de conciertos. ¿Quién pudiera, no?
Hay que reconocerle a Bublé que a pesar de ser una estrella mundial de la canción, un gigante de los ritmos románticos en todos los rincones del planeta, siempre se deja ver y se presenta ante cámaras y micrófonos con muy buena onda y con una sonrisa dibujada en el rostro. En cualquier circunstancia se lo ve feliz. Como si le gustara mucho estar en la Argentina, y como si fuera tan fanático del asado, el chori, los mates y el dulce de leche como del familión que armó con la hermana de Darío.
En el Aeropuerto de Ezeiza, aun sabiendo que lo esperaba un recorrido de más de 15 horas y que iba a cambiar el calorón de Buenos Aires por el frescor de los últimos días del invierno europeo, el hombre caminó de lo más tranquilo y sin ninguna pose de divo a pesar de que podría tenerlas: para muchos es el "Frank Sinatra de estos tiempos" y, se sabe, sus ganancias y dividendos son multimega millonarios y no en "pesos", sino en dólares y en Euros.
Al lado de Luisana, Bublé se comporta como un príncipe. Al menos públicamente, nunca se le ve hacerle un reproche, o presentando una queja. Dentro de cuatro paredes puede ser diferente, por supuesto y hasta en algunos rumores acerca de que él no la trataba muy bien, pero al menos adelante del resto parece un gentleman. Siempre se lo ve mimoso, afectivo, cariñoso. En ese sentido, parece mucho más "argento" que canadiense. Por lo expresivo, por supuesto.
POR QUE LOPILATO Y MICHAEL BUBLE SE FUERON A SUIZA
En toda familia se necesita alguien que sea, por lo menos, un poquito organizado. En esta parece serlo ella, Luisana, ya que en una de sus manos llevaba los pasajes y toda la documentación necesaria para embarcar, y sobre el pecho y entre los dos brazos a la cuarta hija de la pareja, la pequeña Cielo Yoli Rose Bublé.
A ella también se la notó de buen ánimo, aunque prefirió evitar el contacto con los periodistas. Estaba de remera rosadita y el resto de la ropa un tanto más oscura, pero iba bastante cargada. El llevaba gorrita y anteojos oscuros. De la cintura para bajo los dos tenían prendas deportivas. Porque para viajar, y encima hacer trayectos tan largos, mejor ir cómodos.
IMAGENES: CARLOS GONZALEZ
