El entorno la estimuló y le mostró las beldades de todo ese mundo. Como una herencia maravillosa, Isabel Barón sigue los pasos de Jimena Barón en lo relacionado con la vocación, con ese llamado que brota de sus entrañas y al que responde diariamente.
La joven de 27 años se erige en la menor del clan de la famosa cantante, junto al otro célebre que es Federico. En ese núcleo familiar se crió Isabel y mamó desde pequeña todos los rasgos de un universo lleno de expresiones artísticas, de toda índole.
Movilizada por la pulsión de ese ámbito, la hermana de Jimena se lanzó a la formación como bailarina, por eso estudio con Hugo Ávila y Lolo Rossi, los emblemáticos jefes de coaches del Bailando por un sueño. Ahí adquirió herramientas para la danza.
Asimismo, Isabel también se anotó en otro tipo de educación más formal, dado que inició su adiestramiento en la Universidad Nacional de las Artes, para darle rienda suelta a la adquisición de conocimientos vinculados con la actuación, su otra pasión.
Inquieta, aventurera y siempre con espíritu, la familiar de la autora de La cobra ha trabajado en varias obras del teatro under porteño, así como se para en escenarios de eventos privados para interpretar música con la voz como vehículo.
Respecto a la particularidad de poseer un linaje sanguíneo con Barón, y todo lo que simboliza en la industria, Isabel confesó: "Y la realidad es que crecí siendo 'la hermana de Jimena Barón', más allá de que mis amigos me hayan visto mis habilidades cantando, bailando o actuando”.
Una situación que no le facilitó el ingreso a trabajos formales, aunque tampoco reniega, al contrario, por eso reveló: "No siento que me perjudique en nada, porque tener hermano es de lo mejor que te puede pasar en la vida y estoy agradecida de su apoyo y que a los tres nos guste hacer lo mismo. Yo siempre agradecí, aprendí, observé tener la compañía de Jime y Fede".